Lo
cierto es que a medida que el embarazo avanza, el apetito se incrementa.
Durante los nueve meses de gestación, los requerimientos de energía serán más
altos, pero sólo en un 15 por ciento, o sea 500 calorías por día, lo cual es
mucho menos que duplicar la cantidad de comida habitual. “Comer por dos” no es
más que un acto que resalta la preocupación de proveerle al bebé en crecimiento
los nutrientes que necesita; pero además, esconde tras de sí los temores y
ansiedades propias de la situación que terminan canalizándose a través de la
comida. El resultado inminente es la grasa acumulada en brazos y muslos, que si
bien parte de ella se elimina con el amamantamiento, otra parte permanece en el
cuerpo, ocasionando uno kilos de más muy difíciles de bajar.
La dieta balanceada y sus nutrientes
Hidratos de carbono (almidones y azúcares): Son la
base de la alimentación
de la futura mamá. Los alimentos ricos en almidón son el pan integral y de
salvado, todo tipo de pastas, arroz integral y cereales. En cambio, los
azúcares o hidratos de carbono simples, proveen calorías menos nutritivas y
energía instantánea, a diferencia de los almidones que permiten una mayor
reserva energética. En este sentido debe limitarse el consumo de caramelos y
barras de chocolate, gaseosas, bizcochos y masas producidas comercialmente, los
cereales endulzados, la fruta en almíbar enlatada, los helados y postres
congelados, entre otros.
Proteínas: Cualquier alimento proteínico animal,
incluidos los huevos y la leche, contiene aminoácidos esenciales en una
proporción adecuada a las necesidades corporales, sobre todo en etapa de
embarazo
Lípidos: Los lípidos o grasas son
esenciales para el normal funcionamiento del organismo. Eso sí deben consumirse
con suma discreción ya que una pequeña cantidad aporta muchas calorías. Son
mejores las grasas de origen vegetal como los aceites (oliva, maíz, girasol,
uva) y los condimentos naturales como la mayonesa.
Vitaminas
y minerales: Abundan principalmente
en las verduras y las frutas. Para mantener la salud del organismo son
necesarios alrededor de 15 vitaminas y éstas, excepto la K y D, sólo se
encuentran en los alimentos. En cuanto a los minerales, durante el embarazo
resulta importante mantener niveles altos de hierro y de calcio. El primero es
necesario para la producción de hemoglobina (la parte de los glóbulos rojos que
lleva el oxígeno) y se encuentra sobre todo en la carne y los huevos. Con
respecto al calcio, es la base para el desarrollo de los huesos del bebé, y se
encuentra principalmente en los lácteos, las verduras de hoja, los productos
derivados de la soja y los pescados con espinas.