Para la
mujer actual, un factor agresivo es la contaminación que impera en todas las
grandes ciudades. Muchas sustancias tóxicas se acumulan en el aire, como por
ejemplo el monóxido de carbono proveniente de los tubos de escape o plantas industriales,
irritan y castigan en forma despiadada a la piel. Pero en las zonas alejadas de
las grandes urbes tampoco todo es pureza: ésta son afectada por la presencia de
agentes químicos provenientes de pesticidas e insecticidas que se utilizan
principalmente en los cultivos.
Otros
agentes naturales que atentan contra la piel son el viento y el frío. Una
exposición abierta al frío deshidrata la epidermis, y esta acción es potenciada
por el viento, que intensifica las bajas temperaturas y ayuda a que los efecto
del frío se aceleren y propaguen.
En
cuanto al sol, es la principal causa de envejecimiento precoz de la piel. Sus
efectos nocivos se perciben claramente en las partes del cuerpo que se exponen
generalmente a la radiación solar.
Hábitos que promueven el envejecimiento
Las
mujeres que tienen el hábito de fumar tienen la piel con menos pigmentación y
las arrugas se les marcan muchísimo más. Esto se debe a que la nicotina y el
alquitrán, principales elementos nocivos presentes en el tabaco, forman depósitos
sobre la epidermis, no permitiéndoles respirar. Esta drástica disminución de
oxígeno perjudica la normal circulación en los capilares, promoviendo el
proceso de deshidratación. Estos factores frenan la renovación celular,
acelerando notoriamente el proceso de envejecimiento de la piel.
Por
otra parte, la piel se deteriora en forma notoria e inmediata con la falta de
descanso adecuado. No solo se necesita dormir regularmente al menos seis horas
cada día, sino que debemos asegurarnos que ese descanso sea placentero. Las
alteraciones del sueño deben ser controladas, porque además de las
consecuencias en la salud epidérmica, afectan considerablemente al sistema
nervioso.
También
es necesario tomarse las obligaciones con mayor calma y tranquilidad. La piel
registra como un mapa las marcas del estrés, las angustias y el exceso de
preocupaciones. Para ello nada mejor que encarar un plan de relajación corporal
que nos permita no sólo liberar el estrés, sino además conciliar un sueño
reparador.
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