Cuando el cuerpo se acostumbra a trabajar con
determinadas posiciones, en realidad se está preparando para actuar así en
iguales circunstancias pero en otros contextos. Y es así que la postura que se
adquiere en un empuje isométrico permite que los músculos desarrollen potencia
y mucha fuerza que no son liberadas, sino que se almacenan dentro del cuerpo.
Esta reserva sirve para resolver muchos problemas en donde la fuerza es la
única salida; por ejemplo, abrir una puerta trabada, mover un mueble de lugar,
empujar un auto, etc.
Los empujes y su utilidad deportiva
Los empujes isométricos constituyen un
estupendo entrenamiento para los deportes cuya función principal consiste en
derribar al contrincante; tal es el caso del rugby y el fútbol americano,
aunque también son muy buenos para el desarrollo de fuerza en el básquet y
fútbol tradicional. Las posturas indicadas en los empujes isométricos también
sirven para estirar determinados músculos (brazos y piernas) y pueden llevarse
a cabo al final de cualquier sesión de ejercicios de fuerza o actividad
aeróbica (como correr).
Toda acción de empuje pone en juego la potencia
de las piernas y la resistencia de los brazos, por eso los empujes isométricos
son ideales para la práctica previa de determinadas destrezas como las de
sortear obstáculos, mover cosas extremadamente pesadas, tirar objetos, entre
otras.
Asimismo, cualquier persona que desea incrementar su potencia física puede llevar a cabo un empuje, y es aconsejable para todos porque la fuerza en reserva es uno de los secretos de la salud perdurable. Sin la necesidad de hacer un deporte, los empujes isométricos contribuyen para que el cuerpo conserve esa energía interior siempre latente y lista para usar.
Asimismo, cualquier persona que desea incrementar su potencia física puede llevar a cabo un empuje, y es aconsejable para todos porque la fuerza en reserva es uno de los secretos de la salud perdurable. Sin la necesidad de hacer un deporte, los empujes isométricos contribuyen para que el cuerpo conserve esa energía interior siempre latente y lista para usar.
Empuje forzoso: Todo un entrenamiento
El
“empuje forzoso” constituye la base de los empujes isométricos. Consiste en
cinco posturas clásicas a través de las cuales se debe aplicar una fuerza
concentrada principalmente en brazos y piernas, conservando siempre la espalda
erguida (sin arquear) y las palmas abiertas. La fuerza de empuje se ejerce
hacia la pared, como si tratáramos de derribarla, no más de 30 segundos por
postura. Con el tiempo se puede incrementar el tiempo y probar nuevas
variantes. Para obtener un beneficio equitativo, debes alternar la posición de
las piernas y mantener siempre la mirada hacia delante. Después de dos meses de
practicar los empujes isométricos todos los días, los resultados te
sorprenderán: mayor potencia corporal y músculos más grandes y resistentes.
Recuerda además que es fundamental complementarlos con alguna actividad
aeróbica (como andar en bicicleta, caminar o nadar).
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