•
Hipertermal: es ideal para hidratar y mejorar considerablemente el aspecto y la
salud cutánea.
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Sulfurada: indicada especialmente para sanar las afecciones óseas y
articulares.
•
Clorurada sódica: se emplea para combatir los reumatismos y facilitar las
rehabilitaciones.
•
Sulfatadas cálcicas y magnesianas: recomendadas para controlar el estrés y
regular el tránsito intestinal.
Por
otra parte, ciertos problemas de la piel como la dermatitis atópica, el eczema
de contacto y la psoriasis también pueden tratarse con aguas termales. Las
aguas curativas tienen efectos biológicos sobre las células del sistema
inmunitario cutáneo. Se han realizado estudios que aseguran que, de forma
directa o indirecta, la activación de los linfocitos producida por el agua
termal, genera fenómenos favorables que intervienen en todas las reacciones del
sistema inmunitario.
Aplicaciones y composición de las aguas termales
Algunos
productos termales son recomendados por los terapeutas como complemento para
los tratamientos de afecciones dérmicas complejas, como por ejemplo: dermatitis
atópica, rosácea, dermatitis seborréica, eczema de contacto, prurito senil,
prurito de las hemodiálisis, conjuntivitis, rinitis, eritema solar y
quemaduras, entre otras. Asimismo, el eritema, la descamación, las sensaciones
de picazón o de tensión de la piel, que son los síntomas comunes a numerosas
situaciones de inflamación cutánea, mejoran significativamente con las
pulverizaciones de agua termal.
El
secreto de sus efectos sobre la piel se devela quizá en su composición: las
aguas minerales termales tienen un origen volcánico. En las profundidades de la
corteza terrestre, bajo el efecto del aumento de la presión y de la
temperatura, las rocas se transforman. Este fenómeno provoca la expulsión del
agua y de ciertos minerales contenidos en ella (bicarbonatos, iones de cloruros
y sulfatos, flúor y litio, entre otros). Además, es rica en gas carbónico.
Gracias a su composición, el agua de las termas puede actuar en tres niveles
dentro de los tratamientos médicos:
•
Curativo: gracias a las propiedades específicas del agua con los minerales.
•
Preventivo: producto de la acción de estimulación y de regulación que ejerce
sobre algunos metabolismos corporales.
•
Readaptación: sobre todo para aquellas enfermedades que requieren de cierto
reposo y reeducación funcional (como los problemas articulares o las quemaduras
intensas de piel).
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