En la cultura occidental existe la división popular de alimentos
frescos para el verano y alimentos calientes para el invierno, y se planifican
las dietas a través de una división en proteínas, hidratos de carbono
(almidones y azúcares), lípidos o grasa, agua y oligoelementos como las
vitaminas y minerales. En cambio, la cultura oriental emplea un lenguaje
simbólico para referirse a los alimentos. Por ejemplo, los chinos consideran
que la pimienta tiene una energía tipo fuego que puede producir hemorroides,
erupciones dérmicas o vesículas purulentas. Por otra parte, los alimentos
enfriados artificialmente tienen una energía fría y producen enfermedades por
frío como secreción mucosa en los bronquios.
Alimentación sana todo el año
Está claro que la alimentación suele variar de acuerdo a las diferentes
temperaturas climáticas. Así, en épocas de frío suelen degustarse comidas más
suculentas y energéticas que contribuyen para que el cuerpo afronte las bajas
temperaturas. Por otro lado, en tiempos de calor se consumen alimentos más
livianos y se ingiere una mayor cantidad de líquido para evitar la
deshidratación. Sin embargo, el calor y el frío no deben ser un problema a la
hora de seguir una dieta saludable y equilibrada todo el año.
Fuera de toda cuestión climática, los alimentos más recomendados para sentirse vital y lleno de energía son: frutas y verduras de toda variedad, pan integral, pastas, pescados azules (de mar), legumbres, lácteos descremados y aceite de oliva. En definitiva, la forma de preparación de este tipo de comestibles será la que deberá considerarse de acuerdo a las estaciones cálidas o frías. Las frituras y los guisados prevalecerán en invierno, mientras que los platos frescos y asados serán ideales para el verano. Así y todo, jamás debe utilizarse al clima como la excusa para comer cualquier cosa o cometer excesos alimenticios.
Fuera de toda cuestión climática, los alimentos más recomendados para sentirse vital y lleno de energía son: frutas y verduras de toda variedad, pan integral, pastas, pescados azules (de mar), legumbres, lácteos descremados y aceite de oliva. En definitiva, la forma de preparación de este tipo de comestibles será la que deberá considerarse de acuerdo a las estaciones cálidas o frías. Las frituras y los guisados prevalecerán en invierno, mientras que los platos frescos y asados serán ideales para el verano. Así y todo, jamás debe utilizarse al clima como la excusa para comer cualquier cosa o cometer excesos alimenticios.
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