Los principales nutrientes para fortalecer al sistema inmunológico son la
vitamina C, el betacaroteno y el cinc. Por lo tanto, si consideras que puedes
contraer alguna infección, tendrás que incluir en tu dieta las cantidades
adecuadas de estos nutrientes.
Cómo consumir
más nutrientes
En
cuanto a la vitamina C, debes comer mucha fruta. Los cítricos, bananas y kiwis,
así como los vegetales de hojas verdes son excelentes fuentes de vitamina C.
Mediante el consumo de altas dosis de esta vitamina en cuanto aparecen los
síntomas se puede llegar a frenar el avance de la enfermedad, y en general se
reduce la duración o la gravedad de la misma. La dosis normal es 1 g de
vitamina C cada 1 o 2 horas hasta que los síntomas desaparezcan.
Respecto
al betacaroteno, se encuentra presente en grandes dosis en las frutas y
vegetales amarillos y naranjas, como damascos, zanahorias y ajíes rojos y
amarillos. Debes incluir una estos alimentos a tu dieta diaria, al igual que
los mariscos, pescados y productos integrales que son excelentes fuentes de
cinc.
Alimentos que
deben evitarse
Al
mismo tiempo que te aseguras el consumo de los nutrientes que mejoran la
capacidad del organismo para luchar contra las infecciones, debes dejar de lado
aquellos hábitos alimenticios que puedan perjudicar el funcionamiento saludable
del sistema inmunológico o que agraven los procesos de la infección. Lo mejor
es seguir las siguientes medidas preventivas:
• Evita
los excesos de comida: cuando el organismo tiene que digerir una comida muy abundante, su
capacidad para combatir las infecciones se ve reducida. Evita las comidas muy
abundantes, en particular aquellas que contengan alimentos "pesados"
o grasosos, como carnes y productos lácteos.
• Limita
el consumo de azúcares: a medida que el azúcar sube en el torrente sanguíneo, la eficacia del
sistema inmunológico disminuye. Para revertirlo debes disminuir el consumo de
azúcar, bebidas azucaradas y alimentos que contengan azúcar (como galletitas y
tortas).
• Diminuye
el consumo de lácteos: la leche de vaca y los productos derivados, como el queso, son
alimentos que fomentan la formación de mucosidad. Si tienes o estás a punto de
contraer un resfrío, tal vez te convenga dejar de consumirlos hasta que la
infección desaparezca.
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