Nadie discute la importancia que tiene el agua para nuestro organismo. Sin embargo, beber grandes cantidades de agua potable o mineral puede ser un verdadero problema para nuestro estómago, ya que no consigue absorberla con rapidez y facilidad. Y aunque la mayoría de las dietas recomienda beber hasta ochos vasos de agua por día, está práctica puede reemplazarse con ciertos hábitos alimenticios más saludables.
En
principio, la necesidad de beber agua puede disminuir notablemente si se
consumen más alimentos con alto contenido de agua. En otras palabras, los que
beben ocho vasos de agua por día lo hacen generalmente porque los alimentos que
comen no están proporcionándoles toda el agua que el organismo necesita. Al
seguir una dieta con predominio de alimentos concentrados (todos aquellos que
no son ni frutas ni verduras crudas), el cuerpo está continuamente clamando por
agua, y se expresa a través de una continua sed (sobre todo después de comer).
En cambio, si se consumen alimentos con un alto contenido de agua, la sed
disminuye y no es necesario obtener el agua en forma separada de la comida.
Una cuestión de absorción
El agua
de vertientes no es la ideal para el cuerpo humano porque contiene minerales
inorgánicos que nuestro organismo no puede utilizar ni eliminar. Estos
minerales inorgánicos tienden a combinarse con el colesterol en el sistema y a
formar una gruesa placa en las arterias. En cambio, el agua destilada u
orgánica no tiene ese efecto. Cuando comemos un trozo de fruta o una verdura,
estamos consumiendo agua destilada. La planta destila los minerales tomados del
suelo, y después nosotros los consumimos. Por ello, es sumamente importante
incorporar grandes cantidades de frutas y verduras crudas a la alimentación
diaria; así el organismo obtiene el agua que necesita para cumplir con todos
sus procesos fisiológicos. En cambio, beber agua potable o mineral resulta una
pesada carga para el estómago ya que no la puede digerir con rapidez y
facilidad.
Por
otra parte, el agua ejerce un papel fundamental en la eliminación de los
desechos tóxicos. Y aunque parezca increíble, la única manera de cumplir con
este objetivo es a través del consumo de alimentos que tengan un elevado
contenido de agua. Pues la desintoxicación del organismo no se consigue
plenamente bebiendo agua mineral o potable, porque el agua para beber no es
portadora de las enzimas y de otros elementos indispensables para la vida, que
el cuerpo necesita y que se encuentra sólo en el agua contenida en las frutas y
verduras crudas.
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