En un
alimento, más importante que el porcentaje de grasas es el porcentaje de
calorías que aporta la grasa. Para calcular esto debes multiplicar la cantidad
de gramos de grasa del alimento por nueve, dividir este resultado por el total
de calorías y multiplicarlo por 100. Mediante este cálculo podremos ver que
muchos alimentos que sostienen ser reducidos en grasas en realidad son
altamente calóricos. Por ejemplo, el queso crema es 30 por ciento de grasa y el
86 por ciento de sus calorías provienen de la grasa. El reducido en grasas
tiene 15 por ciento de grasas, la mitad de la versión entera. Sin embargo, el cálculo
revela que el porcentaje de calorías que proviene de la grasa es 73, lo que no
constituye un "ahorro" significativo. Muchos alimentos dietéticos,
como los helados, las galletitas o los yogures bajas calorías, también tienen
mayor agregado de azúcar y almidón. En beneficio de la salud y el control del
peso, lo mejor es sustituirlos por alimentos realmente saludables como frutas y
vegetales.
Más allá de la grasa
Además
de la grasa, otro componente que tiende a desaparecer en los alimentos
dietéticos es el azúcar. En la actualidad, muchos productos alimenticios
reemplazan todo o parte del azúcar por edulcorantes artificiales con aspartamo
y sacarina. Sin embargo, estudios científicos han develado que los edulcorantes
aumentan el apetito a largo plazo. Así, lo que en principio se suprimiría de un
lado se aumentaría del otro.
Por
otra parte, además de los edulcorantes artificiales, la cafeína que está
presente en muchas bebidas dietéticas constituye un peligro potencial para
salud. La cafeína produce una sensación transitoria de energía, vigor y
bienestar. El problema reside en que además produce una gran adicción, y muchos
dependen de la cafeína simplemente para obtener el estímulo necesario para
funcionar durante el día. Sin embargo, el consumo habitual de cafeína puede
producir cansancio o fatiga, dolores de cabeza, depresión, insomnio,
irritabilidad y ansiedad.
Lo cierto es que cualquier alimento, por más
calorías que contenga, puede servir para perder peso si se lo consume en una
dieta controlada en calorías. Es el control de calorías, y no el alimento, lo
que produce la pérdida de peso. Aun más, muchos productos dietéticos contienen
casi tantas calorías como sus equivalentes no adelgazantes. La única razón por
la cual algunos productos pueden contener bajas calorías es que el tamaño de la
porción es menor que la del producto clásico.
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