Flexión de pierna: En este ejercicio se pone en juego la musculatura
posterior de las piernas. Sentado en una silla, agarra el pie derecho con ambas
manos. Flexiona la pierna derecha hacia delante y arriba sin soltar las manos
del pie. Repite el ejercicio con la otra pierna. Ten en cuenta que debes
realizar una flexión suave, lenta y continua, ya que un movimiento brusco puede
provocar dolor e incluso algún tipo de lesión. No te preocupes por lograr un
óptimo estiramiento, ya que este ejercicio sirve precisamente para determinar
tu estado de flexibilidad muscular en las piernas. Si tienes problemas de
espalda, debes hacer el ejercicio acostado. Si consigues mantener la posición
al menos 5 segundos, estás apto para comenzar a entrenar tu cuerpo.
Movimiento de brazos: Colócate de pie con la espalda apoyada sobre una
pared, las piernas ligeramente flexionadas delante del torso y con los pies
separados unos 40 centímetros de la pared, al mismo tiempo que los brazos
cuelgan a los costados del cuerpo y totalmente relajados. A continuación, eleva
los brazos por delante del torso hasta mantenerlos por encima de la cabeza,
pero sin despegar la espalda y la cola de la pared. Si durante el movimiento,
percibes un dolor en la espalda o en los hombros, debes consultar al médico
antes de iniciar un entrenamiento físico. Por el contrario, si puedes llevar a
cabo el movimiento sin problema, tienes la flexibilidad necesaria como para
hacer cualquier actividad física.
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