En
principio, la glucosa (el azúcar en la sangre) proporciona el combustible
necesario para realizar cualquier actividad. Durante un entrenamiento físico,
los niveles de azúcar en la sangre son repuestos con las reservas de glucógeno
del hígado y los músculos. Las personas que practican actividades físicas con
regularidad, especialmente quienes se dedican a deportes de resistencia, como
correr, andar en bicicleta o remar, tienen que mantener una buena reserva de
glucógeno. Y para lograrlo, se deben consumir principalmente hidratos de
carbono en forma regular. Por ejemplo, los alimentos que contienen almidón,
como el pan, las papas, el arroz y las pastas, son ricos en hidratos de
carbono, pero algunos son mejores que otros en cuanto a brindarle al organismo
una fuente constante de energía.
Energía para mantenerse activo
La
ingesta diaria de alimentos (por ende la cantidad de calorías) debe estar
condicionada por la actividad física de cada persona, ya sea de mayor o menor
gasto energético para cada caso. El aumento o disminución de lo que se consume
debe estar condicionado por la elección de los hidratos de carbono complejos
(pan, pastas, cereales, arroz) ya que poseen una mayor facilidad de digestión y
un excelente aporte de energía para mantener en reserva; cosa que no sucede con
los hidratos de carbono simples o azúcares.
Si las
reservas de glucógeno no son repuestas entre cada sesión de entrenamiento o
actividad, el organismo puede vaciarse paulatinamente y una escasa cantidad de
combustible perjudicará el rendimiento físico. Por ejemplo, el fenómeno de
"golpearse contra la pared", muy frecuente entre los maratonistas y
otros atletas de resistencia, se produce cuando las reservas de glucógeno del
organismo ha llegado a un nivel cero.
Otro
factor importante es la "hidratación" del cuerpo; y el mejor elemento
que existe para dicha función es el agua. El agua participa en la digestión, en
la lubricación de las articulaciones, en la regulación de la temperatura corporal
y es el mejor medio de transporte para liberar toxinas. El momento para beber
agua es antes, durante y después de la actividad deportiva. Mantener un buen
nivel de hidratación junto con una adecuada reserva de energía, permite
mantenerse activo sin perder la salud ni la vitalidad.
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