• Haz meditación cada mañana al levantarte y
antes de acostarte. A veces con poner unos minutos la mente en blanco y
respirar de manera profunda y consciente, es suficiente.
• No abuses de los gestos y tics, que no
hacen más que dañar la piel, potenciando ciertas arrugas. Aunque nunca te
prives de sonreír y reír a carcajadas. Un rostro con arrugas y feliz promueve
una vida más larga que una cara tersa y enojada.
• Una buena alimentación, la práctica de
deportes y actividades físicas, los recaudos pertinentes ante las largas
exposiciones al sol, no fumar y una adecuada hidratación del cutis,
contribuirán a preservar joven y sana la piel, evitando su envejecimiento
prematuro.
• La normalización de la presión arterial se
puede lograr casi en el 100 por ciento de los casos a través de un régimen
higiénico‑dietético (comer alimentos sin sal o con muy poca sal y regularizar
el peso corporal). También hay que fomentar la actividad física sostenida y
abandonar el cigarrillo (La nicotina favorece los aumentos bruscos de presión).
Ten en cuenta que, según las estadísticas, los hipotensos viven más tiempo que
los individuos normales y, de modo más evidente todavía, que los hipertensos.
La baja presión de la sangre conduce a un menor desgaste de los vasos, por lo
cual los accidentes cardiovasculares son mucho más escasos en la edad madura y
en la vejez.
• Toda persona adulta debe practicar alguna
actividad física o deportiva para combatir el sedentarismo y evitar, de ese
modo, el aumento de la cantidad de grasa corporal. El tipo de actividad estará
siempre condicionado por la situación física de cada persona y, en especial,
por la experiencia deportiva que pueda tener. Los más adecuados para edades
adultas son marcha, trote, natación, ciclismo, fútbol, voleibol y tenis. Otras
actividades útiles son golf, pesca, remo y montañismo. Si no tienes tiempo para
practicar cualquiera de las disciplinas mencionadas —algo que de todos modos
siempre suena a excusa— camina por lo menos media hora diaria a marcha rápida.
• Todo individuo de cualquier edad debería
dejar de fumar. Trata de reemplazar este hábito pernicioso —si lo posees— y tu
salud se verá beneficiada.
• Adopta una serie de normas para resolver
los trastornos del sueño:
- Mantén durante el día una buena actividad física y psíquica.
- El lugar destinado a dormir debe ser tranquilo y ventilado.
- No cene en forma abundante y después de comer efectúe un breve paseo
antes de acostarse, aunque sea por los pasillos de la casa.
- Antes de acostarse es conveniente realizar ejercicios físicos de
relajación.
• Se sabe que cada diez años de vida, las mujeres engordan un kilo de
peso. Lo mismo ocurre con cada embarazo. En los hombres el aumento se produce
cada 5 años. Teniendo en cuenta esto, trata de alcanzar o mantener tu propio
peso ideal. El principio básico para la prevención de la obesidad es conservar
desde el nacimiento, un aporte calórico diario adecuado en función de la edad,
el sexo y la actividad de cada individuo. Los alimentos que tiene que reducir
una persona con tendencia a engordar son las grasas, los azúcares, las
legumbres, los cereales, los frutos secos y las bebidas alcohólicas.
• Aquellas personas que han vivido fecunda y
positivamente durante largos períodos de tiempo han respetado sus necesidades
superiores de auto renovación, restauración y refresco espiritual, que nacen de
la diversión. Por ejemplo, Winston Churchill, encontraba en la pintura la
manera perfecta de olvidarse de los problemas del mundo, al menos por un rato.
Al genial cineasta Woody Allen, en cambio, le resulta más atractivo tocar el
clarinete en un club de la ciudad de Nueva York que asistir a la entrega de los
premios Oscar. Cualquiera sea la forma de esparcimiento que elijas, es esencial
que satisfaga tu necesidad biológica de distraerte y sentirte feliz.
• Consulta periódicamente al médico para
someterte a un chequeo general. Además de todos los exámenes clínicos y el
electrocardiograma correspondiente, hay que realizar:
‑ Una radiografía de tórax para ver el tamaño
del corazón y el funcionamiento de los pulmones.
‑ Exámenes de laboratorio.
‑ Un electrocardiograma de esfuerzo para
detectar precozmente la posible existencia de alteraciones coronarias, incluso
antes de que aparezcan los síntomas.
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