lunes, 27 de enero de 2014

Alimentos procesados: ¿Cómo protegernos de sus efectos?



El consumo de alimentos criados o cultivados en nuestro propios hogares ha desaparecido casi por completo. Este tipo de alimentos, conocidos en nutrición como “orgánicos”, son prácticamente inaccesibles para la mayoría de nosotros. A diferencia de lo que pasaba en otras épocas, en la actualidad contamos con los supermercados: encargados indiscutibles de proporcionarnos todos los “nutrientes” que nuestro organismo necesita. Si bien hoy las cosas son muchos más fáciles, el precio a pagar es bastante caro por nuestra salud: ya no contamos con alimentos naturales de verdad. Muchos alimentos se fabrican en serie y pueden contener diversos productos químicos para su sabor y conservación. El almacenamiento y manejo cuidadoso e higiénico de los alimentos procesados garantizan su seguridad, pero no su naturaleza.
Para conservar la salud y una óptima nutrición, es preciso tomar como primera medida algunos recaudos respecto a la compra de los alimentos que actualmente están disponibles en los supermercados y las tiendas dietéticas:
• Comprar en un lugar de confianza que garantice el perfecto estado de los alimentos que ofrece.
• Evitar los alimentos envasados en recipientes deteriorados.
• Evitar los alimentos que han superado su fecha de caducidad.
• Trasladar los alimentos refrigerados y congelados a la heladera cuanto antes.
• Conservar por separado los alimentos cocinados y crudos. Utilizar plástico de cocina para proteger los alimentos una vez que han sido extraídos de su envase original.
• Conservar la limpieza de las manos, los utensilios de cocina y las superficies donde se manipulan los alimentos procesados. 

Aditivos alimentarios vs. alimentos orgánicos

En la mayoría de los alimentos que se venden en supermercados se añaden sustancias para facilitar su conservación, para evitar el crecimiento de bacterias y mohos, para mejorar la textura, el color, el sabor o el contenido nutritivo de un alimento o para facilitar su procesamiento, como los agentes espesantes o emulgentes. Sin embargo, para que se pueda utilizar, un aditivo ha de demostrar que es seguro, efectivo y necesario. Sólo después de satisfacer estos criterios se permite su empleo. Aunque los aditivos mejoran la
seguridad y la variedad para el consumidor, pueden ser responsables también de reacciones corporales adversas o intoxicaciones alimentarios.
Por otra parte, las personas que no desean consumir alimentos producidos con la ayuda de productos químicos pueden optar por adquirir alimentos orgánicos. Si bien es más difícil de conseguir, el cultivo orgánico prohíbe el uso de especies genéticamente modificadas, fertilizantes artificiales y pesticidas. En la producción ganadera no se permiten aditivos en los piensos ni reguladores del crecimiento. Las normas relativas a la producción de alimentos orgánicos se hacen cumplir mediante inspecciones por parte de los organismos autorizados de cada país.

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