La
incidencia de várices es relativamente menor en los países menos desarrollados,
un hecho que algunos científicos consideran relacionado con los hábitos
dietéticos, como por ejemplo, un mayor consumo de fibra en la alimentación
diaria. Así es como el consumo de ciertos alimentos, fundamentalmente ricos en
fibras y otros nutrientes, previenen la aparición de várices y favorecen una
mejor circulación sanguínea.
Más fibra, menos várices
Se cree
que el estreñimiento aumenta la presión sobre las venas de las piernas,
favoreciendo la formación de várices. Una dieta rica en fibra reduce el
estreñimiento y por consiguiente ayuda a prevenir las várices. Por ejemplo, los
cereales integrales (pan, pastas, copos) son recomendables para ayudar a dar
volumen a las deposiciones y prevenir el estreñimiento. Los cereales ricos en
fibra insoluble dan volumen a las deposiciones y fijan agua. Las deposiciones
resultantes, más grandes y blandas, son mucho más fáciles de expulsar,
provocando menos esfuerzos y menos presión sobre las venas de las piernas. Al
aumentar el consueno de fibra en la dieta, hay que incrementar también el
consumo de agua, hasta ocho vasos al día.
Asimismo,
las hortalizas crucíferas como el brócoli y el repollo contribuyen a dar
volumen a las deposiciones con la fibra insoluble que proporcionan. El aumento
del consumo de fibra es especialmente importante durante la gestación, cuando
los niveles elevados de la hormona progesterona aminoran las contracciones del
intestino grueso, haciendo más probable la incidencia del estreñimiento.
Venas fuertes con micronutrientes
Existen
ciertos nutrientes que fortalecen las paredes de las venas. En este sentido, los alimentos que proporcionan vitamina C
(naranjas, pomelos, frambuesas, grosellas negras, frutillas, pimientos y
verduras) ayudan a mantener la resistencia de colágeno, el material que ayuda a
sostener las paredes de las venas. Por el contrario, la falta de vitamina C en
la dieta provoca la rotura de venas pequeñas que pueden empeorar las várices.
También el extracto de arándano rojo ayuda
a reparar los tejidos conjuntivos deteriorados de las paredes capilares de las
venas, que hacen que las venas se abomben y sobresalgan. Esto sucede gracias a
que contienen antioxidantes llamados antocianidinas, que han demostrado reducir
las fugas de los vasos sanguíneos pequeños en las personas con várices. Por su
parte, los frutos secos, las semillas y
el pescado azul contienen
ácidos grasos esenciales y su consumo diario ayuda a fortalecer las paredes
capilares de las venas.
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