sábado, 11 de enero de 2014

¿Por qué hacer ejercicio físico regularmente?



Como ocurre con las dieta, el cumplimiento de un programa de entrenamiento físico es todo un desafío. Además de interpretar como estilo de vida la importancia del ejercicio en la búsqueda del peso ideal, es necesario considerar algunos aspectos propios del ejercicio que se presentan como un camino único para bajar de peso en forma definitiva, y sin tener que llegar a someterse a una dieta alimentaria eterna. De ahí, la necesidad de hacer ejercicio para conseguir resultados exitosos.
En principio, el ejercicio, además de ser un modo de gastar energía y mejorar la salud, puede aumentar la autoestima, ofrecer motivación, reducir la ansiedad y proteger al organismo contra el estrés (un factor que propicia el exceso de ingestión de alimentos). Por ejemplo, en una persona que intenta perder peso los cambios psicológicos favorables pueden aumentar el cumplimiento de la dieta. El ejercicio puede tener este efecto incrementando un sentido general del autocontrol.
Por otro lado, el ejercicio puede minimizar la pérdida de masa muscular. Se ha demostrado que hasta un 25% de la pérdida de peso conseguida únicamente a través de una dieta puede ser músculo en lugar de grasa. La gente con exceso de peso suele tener una mayor cantidad de masa muscular además de grasa, pero la pérdida de tejido muscular durante la dieta puede llegar a ser peligrosa si el cuerpo agota las reservas de proteínas en algunas de sus áreas esenciales. El porcentaje de pérdida de músculo disminuye sustancialmente cuando el ejercicio se combina con la dieta. Así, el cuerpo sólo pierde la grasa y conserva el músculo. 

Ejercicio físico para perder peso en reposo

A largo plazo, la dietas que prescinden de la actividad física no funcionan porque no generan la condición necesaria para que el organismo pueda mantener su peso corporal. En cambio, el ejercicio físico puede contrarrestar el declive metabólico que produce la dieta. La restricción de calorías produce una rápida reducción del ritmo en el metabolismo basal, o sea, la cantidad de calorías que el cuerpo consume en estado de reposo. Este declive puede ser hasta del 20%, y puesto que el metabolismo basal implica nada menos que entre el 60 y el 70% del gasto de energía total, frenar la caída del mismo es algo a tener muy en cuenta. Esta reducción del metabolismo basal explica en gran medida la situación de estabilización que alcanzan muchas personas que hacen dieta, interrumpiendo su nivel de pérdida de peso incluso cuando la ingesta de calorías sigue siendo la misma.
Por su parte, el ejercicio físico aumenta la tasa metabólica basal, permitiendo quemar una mayor cantidad de calorías en reposo y sin condicionar el proceso a una dieta alimentaria. Tal es así, que el entrenamiento físico continuo y regular es el único que permite mantener el peso corporal ideal a través del tiempo, cosa que no sucede con las dietas. Porque está claro que el organismo no puede vivir sometido a una restricción calórica constante (como sucede con una dieta), pero si puede adaptarse sin problemas al ejercicio físico diario.

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