Sólo a
modo de ejemplo, puede decirse que en el estrés pasa lo mismo que en el
colesterol, hay uno que hace bien y otro que hace mal. De ahí que sea necesario
evitar el estrés malo (o distrés) y promover el estrés bueno, para inclinar la
balanza hacia el lado de la salud y el bienestar. Paradójicamente, las recetas
para atacar el estrés malo son las mismas que se utilizan para potenciar el
bueno. Así, no es necesario preocuparse por separado de cada uno, sino más bien
trabajar en conjunto para vencer a uno y reemplazarlo por el otro.
Estrés positivo: El camino de la motivación
El
estrés bueno o positivo activa nuestro sistema nervioso y nos pone en alerta,
con la guardia alta para enfrentar desafíos, riesgos y resolver con éxito
distintas situaciones. Con un buen manejo de éste, puede contribuir a que la
gente se sienta feliz en su trabajo, eleve su autoestima y se encuentre
continuamente motivada. Esta especie de estrés placentero está relacionado con
el cumplimiento de objetivos y la sensación de haber triunfado cuando se
concretan satisfactoriamente.
Por su
parte, el distrés es un proceso que sale a exposición en el momento en que un
individuo no puede afrontar determinada situación que se le presenta. Existen
momentos en que se pone en juego toda la capacidad de respuesta del organismo,
y aún así no alcanza para resolver el problema. Este proceso se identificó
tanto con la palabra estrés, que sus efectos se asociaron como los únicos de
los estados de euforia, cuando en realidad existe la otra cara de la moneda. En
este sentido, investigaciones científicas realizadas en los Estados Unidos
determinaron que más de la mitad de la sociedad laboral tiene un estrés que
puede resolverse, es decir, un estrés bueno. Los especialistas indican que a
ellos, las tensiones de la vida cotidiana les aumenta el rendimiento y les
permite erradicar cualquier signo de depresión o ansiedad. Otros, en cambio no
consiguen asimilar las presiones diarias e inevitablemente desarrollan un estrés
malo que les genera más de un problema en el organismo.
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