En principio, al ingerir una importante variedad de alimentos provenientes de
los tres grupos nutritivos básicos (carbohidratos, lípidos y proteínas) se
consiguen cubrir las necesidades energéticas del cuerpo. Diariamente deben
incluirse alimentos como pan, cereales y productos como pastas frescas y secas.
En ninguna comida deben faltar las frutas y las verduras, ya que son las
principales fuentes de vitaminas y minerales. También debe incluirse
alternadamente un moderado consumo de carne (preferentemente pollo o pescado), huevos y otras fuentes de proteínas
vegetales, tales como las alubias, los guisantes, las nueces y las semillas.
Finalmente el consumo regular de lácteos, sobre todo descremados, aporta el
hierro y calcio que el organismo necesita para mantenerse sano y fuerte.
Proporciones
nutritivas saludables
En una dieta balanceada, los carbohidratos
deben cubrir entre el 55 y 60 por ciento de las calorías totales, las proteínas
hasta un 15 por ciento y las grasas o lípidos alrededor de un 30 por ciento.
Sin embargo, es muy común incrementar el consumo de grasa y azúcares
(carbohidratos simples), provocando un exceso de calorías que se traducen en un
importante sobrepeso corporal. Además, la grasa es una de las principales
responsables del taponamiento de arterias y los trastornos cardíacos, mientras
que el azúcar aporta energía en forma de calorías vacías, esto es, sin ningún
tipo de nutrientes.
Al disminuir el consumo de grasas también disminuye el riesgo de sufrir
una enfermedad cardíaca. También la selección del tipo de grasa puede ayudar a
mejorar la salud. Debe evitarse principalmente el consumo de grasas saturadas,
presentes en la carne roja, la leche, el queso, el aceite de coco y de palma,
la mantequilla y en los alimentos procesados. Este tipo de grasa incrementa el
nivel del colesterol en sangre, el cual, a su vez, aumenta la acumulación
de grasa en las arterias. Por el contrario, las grasas insaturadas o
poliinsaturadas son las que el organismo asimila sin problemas, y que ayudan
además al adecuado funcionamiento de los órganos (como el caso del ácido graso
omega-3, que protege al corazón y el sistema circulatorio). Estas grasas son en
su mayoría de origen vegetal aunque también se encuentran en todas las
variedades de pescado azul. Otras fuentes son las nueces, las paltas y todos
los aceites vegetales (maíz, girasol, oliva y uva).
No hay comentarios.:
Publicar un comentario