Respecto a los cereales y su papel en una "nutrición sana",
hay que tener en cuenta que los integrales aportan más vitaminas, fibra y
proteínas que los refinados o blancos. Una gran parte de la fibra, el aceite,
las vitaminas del complejo B, el hierro, la vitamina E y una cuarta parte del
contenido proteico del trigo, proviene de las bases del germen y de las capas
del almidón que rodea al núcleo. Parte de estas capas se desechan en el proceso
de refinamiento de los cereales no integrales (como el caso de la harina
blanca). Algo similar sucede con el arroz blanco, que posee menos fibra y más
almidón que el arroz integral.
Alimentarse para vivir en equilibrio
Los alimentos se presentan en muchas formas diferentes aunque siempre poseen
las mismas funciones químicas básicas: proveer la energía necesaria a las
células del organismo y ejercer las funciones de materia prima para el
crecimiento, la restauración y el mantenimiento de los tejidos y órganos
vitales. Los carbohidratos y las grasas constituyen la fuente energética
principal, es por eso que el valor de cualquier clase de alimento depende
primordialmente del contenido de estos dos nutrientes. Por su parte las
proteínas también cumplen un rol indispensable en la nutrición.
En principio, la sensación de saciedad es el indicador que el organismo tiene para asegurar el consumo óptimo de alimentos y cubrir así las necesidades energéticas individuales. Sin embargo, el cuerpo humano también dispone de otras fuentes de energía adicionales, almacenadas y acumuladas en forma de glucógeno y grasas. Estas reservas entran en funcionamiento cuando el cuerpo no recibe nutrientes. Por ejemplo, a causa de un ayuno prolongado o una limitación de alimentos, el cuerpo recurre a las proteínas de los músculos para transformarlas en energía. De ahí que muchas dietas excesivamente bajas en calorías fomenten la pérdida de masa muscular, ya que el cuerpo no consigue reponer sus reservas de energía en tiempo y forma. Por eso siempre es necesario considerar una dieta variada y moderada en calorías, incluso para bajar de peso.
En principio, la sensación de saciedad es el indicador que el organismo tiene para asegurar el consumo óptimo de alimentos y cubrir así las necesidades energéticas individuales. Sin embargo, el cuerpo humano también dispone de otras fuentes de energía adicionales, almacenadas y acumuladas en forma de glucógeno y grasas. Estas reservas entran en funcionamiento cuando el cuerpo no recibe nutrientes. Por ejemplo, a causa de un ayuno prolongado o una limitación de alimentos, el cuerpo recurre a las proteínas de los músculos para transformarlas en energía. De ahí que muchas dietas excesivamente bajas en calorías fomenten la pérdida de masa muscular, ya que el cuerpo no consigue reponer sus reservas de energía en tiempo y forma. Por eso siempre es necesario considerar una dieta variada y moderada en calorías, incluso para bajar de peso.
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