Para convertirse en una especialidad farmacéutica, la planta medicinal debe ser sometida a los controles pertinentes que garanticen su identidad, su calidad, su pureza, su seguridad y su eficacia. Dichos controles se pueden sintetizar en los siguientes puntos:
• Exámenes de control de identidad basados en
criterios morfológicos, histológicos, micrográficos y químicos.
• Exámenes de pureza que permiten controlar
los siguientes parámetros:
- Ausencia de elementos extraños.
- Pérdida por desecación o grado de humedad.
- Determinación de residuos de pesticidas y metales pesados mediante cromatografía de gases.
- Determinación de la contaminación microbiana, con recuento de bacterias y hongos, ya que la planta sale de la tierra y debe convertirse en medicamento.
- Ausencia de elementos extraños.
- Pérdida por desecación o grado de humedad.
- Determinación de residuos de pesticidas y metales pesados mediante cromatografía de gases.
- Determinación de la contaminación microbiana, con recuento de bacterias y hongos, ya que la planta sale de la tierra y debe convertirse en medicamento.
• La evaluación cuantitativa de sus
principios activos. Hay que tener en cuenta que la acción farmacológica de una
planta medicinal la mayoría de las veces es debida a la acción conjunta de
varios de sus componentes (lo que se conoce como “sinergia”). Es fundamental
cuantificar sus componentes ya que no se debe olvidar que la planta se va a
convertir en un medicamento.
Presentaciones farmacológicas
Las formas
en las que se pueden encontrar plantas medicinales en las farmacias son muy
distintas, y se adaptan, como en el resto de los medicamentos a la naturaleza
del producto, y a las necesidades de administración del mismo. También muchas
presentaciones pueden encontrarse en las herboristerías. Hasta el momento, se
ofrecen: infusiones, cápsulas de polvo, cápsulas de polvo criomolido, cápsulas
de extractos, extractos hidroalcohólicos bebibles, tinturas (generalmente para
elaborar extractos bebibles), comprimidos, geles y pomadas. Prácticamente las
plantas medicinales se ofrecen en todas las variedades farmacológicas
existentes, lo que ha permitido que la fitoterapia se adapte perfectamente a
nuestros tiempos. Las diferencias entre ellas, están perfectamente justificadas
en la documentación de registro que se presenta en el Ministerio de Salud de
cada país y, por consiguiente, cada una de ellas al tener su autorización, ha
demostrado su eficacia.
Por otra
parte, durante mucho tiempo se han utilizado plantas medicinales, para combatir
muchas patologías, de forma intuitiva. Esto proporciona una cierta garantía de
seguridad, fundamentalmente en lo que se refiere a toxicología, ya que han sido
ampliamente utilizadas por el hombre. No obstante, aunque el margen de
tolerancia es bastante amplio, no se puede descartar el que puedan aparecer
efectos secundarios y posibles interacciones con otros tratamientos. De ahí, la
importancia que se le debe dar a una planta medicinal cuando es empleada como
un remedio natural.
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