Aunque
los ronquidos parecen algo natural, en ciertos casos pueden ser muy peligrosos
para la salud. Tal es el caso de los ronquidos que provocan una especie de
asfixia que responde al trastorno de “Apnea Obstructiva del Sueño”, y que sólo
puede ser determinada a través de una consulta médica. Por eso, la mejor forma
de conocer la clase de ronquidos que una persona produce mientras duerme, y
asegurarse de que no hay peligro de apnea, es que haya un observador a su lado.
Si bien es bastante molesto dormir con una persona que ronca, observarla
directamente puede salvarle la vida.
Las causas del ronquido
Existen
muchos factores que producen un ronquido. Pero las causas más frecuentes pueden
dividirse en las siguientes categorías:
• Mecánicas: el ronquido se produce por las
obstrucciones del lugar de paso del aire. Por ejemplo, pólipos en la nariz,
desviaciones del tabique nasal, procesos alérgicos o simplemente mucosidad que
dificulte el tránsito del aire. También puede afectar un paladar del tipo
ojival, tejido adenoideo (amígdalas grandes) o una lengua mayor de lo que sería
proporcional a la persona. También trastornos como la hipertrofia amigdalina,
patología en la que se produce un aumento en el tamaño de la amígdala a una
magnitud tal que termina obstruyendo el pasaje de aire tanto por la boca como
por la nariz.
• Morfológicas:
Son los casos
en que influye directamente la forma de la cara, especialmente en casos de
retrognatia (mandíbula inferior muy retraída) o micrognatia (mandíbula inferior
muy pequeña). Esta clase de maxilares tienden a desplazarse hacia atrás en el
sueño, cerrando el paso del aire y produciendo un molesto ronquido.
• Corporales: En este caso se trata de un
exceso de peso (sobrepeso u obesidad). Aunque parezca increíble, es una de las
causas que más inciden en los ronquidos, porque el sobrepeso suele manifestarse
en la musculatura abdominal y del cuello (úvula, faringe, velo del paladar). Al
volverse más fláccidas, se cierran con más facilidad, e interrumpen el paso del
aire.
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