Si
estás en una situación de inactividad, lo primero que debes hacer es reavivar
tu fuerza de voluntad y motivarte para estar activo constantemente. Puede ser
desde ir hacer compras caminando (en lugar de utilizar el auto), hasta
ejercitarte llevando objetos pesados de un lado a otro. Potenciar las
actividades cotidianas y convertirlas en ejercicio aeróbico puede significar
una pérdida de hasta 500 calorías diarias sin esforzarte ciento por ciento, y
sin llegar a concurrir a un gimnasio.
Poco esfuerzo, mucha actividad
Sin
duda, la idea de ejercitarse no siempre resulta sencilla. Evalúa cuántos
esfuerzos te ahorras a diario cada vez que utilizas el auto o el ascensor para
trasladarte, los artefactos electrónicos para las tareas del hogar, o el
teléfono para pedir cosas en lugar de ir a buscarlas. Si modificaras estas
actitudes sedentarias por otras más activas, tu cuerpo no acumularía grasa, el
sistema cardiovascular estaría más entrenado y los músculos permanecerían
siempre en forma. Algunas actividades como caminar en vez de utilizar transporte,
ir de compras al supermercado más lejano de tu hogar y arreglar el jardín el
lugar de contratar a un jardinero pueden ayudarte a poner en funcionamiento
nuevamente los músculos y las articulaciones del cuerpo.
El plan
de ataque siempre necesitará estar apoyado por una dieta adecuada y una
filosofía de movimiento. Hacer nuevas apariciones sociales te ayudará no sólo a
mejorar tu aspecto, también te dará mayor autoestima y rendirás mejor en todo
lo que se te encomiende. Recuerda que al hacer tu vida más activa, sólo recibes
beneficios, y esos malestares diarios que sentías a cada momento comienzan a
desaparecer, lo que te alienta a continuar con tu nuevo estilo y olvidarte
definitivamente de las actitudes sedentarias. Más aún, puedes transmitir la idea
de “persona activa” a tus amigos y familiares, para que ellos también puedan
disfrutar de los resultados que aprecian en ti.
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