También
la columna y las piernas sufren si el cuerpo permanece mucho tiempo en la misma
postura, sobre todo cuando se está mucho tiempo sentado. Lo ideal es levantarse
del escritorio cada media hora y dar un pequeño paseo de cinco minutos; de esta
forma se evitan más de un dolor de espalda o en las articulaciones de las
piernas. Una mala postura de sentado produce contracturas en la zona cervical,
fatiga en hombros y brazos, y promueve la aparición de várices en las piernas.
Además la distensión abdominal se acentúa con una espalda encorvada y un pecho
hacia delante.
Lo
ideal es conservar un postura firme, con la espalda apoyada al respaldo de la
silla (que debe ser más bien alto), los hombros ligeramente contraídos hacia
atrás, el pecho levantado, el abdomen hacia adentro (sin forzar), los pies bien
apoyados en el suelo, y los brazos descansados en los apoyabrazos del asiento.
Es muy reconfortante realizar pequeños movimientos de brazos y piernas para
estirar los músculos de estas zonas. Por su parte, las personas que trabajan
parados deben intentar sentarse y relajar las piernas.
Actividad física para fortalecer el cuerpo
Una
forma efectiva de prevenir lesiones consiste en fortalecer los músculos y las
articulaciones a través de una actividad física o deportiva. Así, una masa
muscular firme contribuye a sortear con éxito los obstáculos que pueden
presentarse cuando caminamos, trotamos o subimos escaleras. Además, el
ejercicio físico fortalece la columna vertebral y mejora el estado general del
organismo. Por el contrario la inactividad o sedentarismo puede provocar en sí
mismo lesiones asociadas con la pérdida de la flexibilidad y de la tonicidad
muscular. Complementar la actividad diaria con actividad física permite
mantener los músculos y articulaciones en buen estado.
Una
buena actividad para iniciarse en la práctica física es caminar. Los beneficios
que aporta la caminata son varios, ya que no sólo mejora la tonicidad y
flexibilidad de los músculos, sino que además hace bien al corazón y mejora la
situación de quienes padecen osteoporosis. Caminar es un ejercicio accesible y
económico para cualquier persona, pues no se necesita un profesor ni un equipo
deportivo sofisticado. Asimismo, es una actividad que se puede hacer solo o en
compañía de otros, y pueden practicarla personas de cualquier edad, incluso los
mayores de 65 años. Eso sí, a la hora de caminar es necesario imprimirle cierto
ritmo a la marcha y llevar a cabo pequeños ejercicios de estiramiento antes y
después del recorrido.
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