El boldo recibe el nombre científico de Peumus Boldus Molina y para su
consumo se emplean las hojas enteras o fragmentadas de la planta. Sus principios activos son alcaloides
isoquinolínicos derivados de la aporfina y noraporfina (0,2-0,5%) de los cuales
se han aislado más de una veintena, destacando en proporción la boldina y otros
en menor cantidad como la isoboldina, reticulina, laurotetanina y laurolitsina.
Los extractos de boldo tienen acción digestiva (aperitiva, colerética,
colagoga) así como hepatoprotectora. La boldina ha mostrado propiedades
antioxidante, antiinflamatoria, antipirética, antihelmíntica y fungicida;
mientras que el aceite esencial tiene actividad bactericida. Las hojas de boldo
se emplean principalmente para tratar dispepsias, ligeras molestias
gastrointestinales de carácter espasmódico, disfunciones hepatobiliares
menores. Además su uso está indicado como coadyuvante en el tratamiento del
estreñimiento.
¿Cómo puede consumirse el boldo?
Se pueden utilizar las hojas trituradas o enteras para infusión, además
de otros preparados para administración por vía oral. El consumo de boldo esta
contraindicado en caso de obstrucción de las vías biliares y enfermedades
hepáticas graves. Por otro lado, aunque no se han descrito reacciones adversas
en humanos, se recomienda supervisar médicamente su uso durante el embarazo y
la lactancia. Estudios realizados con este extracto y la boldina administrados
durante 90 días a ratas embarazadas no causaron modificaciones histológicas en
sus órganos.
El boldo puede adquirirse en cualquier supermercado o tienda dietética
(suelto o en saquitos) y preparar una infusión es muy sencillo, sólo debes
tratar de que el agua no hierva. Recuerda siempre beber el preparado tibio y no
muy concentrado después de las comidas. Sin embargo, no es aconsejable consumir
boldo todos los días, sólo cuando deseas ayudar tu digestión luego de una
comida copiosa.
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