Cuanto
más eficiente es el sistema aeróbico en transportar oxígeno, y los músculos en
asimilarlo a través del trabajo metabólico, se producen los siguientes procesos
dentro del organismo: aumenta la eficacia del trabajo cardíaco, la resistencia
al esfuerzo, la capacidad de recuperación física, la secreción de endorfinas
(que mejoran el estado de ánimo), la tendencia a quemar la grasa corporal
acumulada y la acción del colesterol bueno sobre el malo.
Por su
parte, la actividad aeróbica tiene una clara incidencia sobre la estética y el
modelado del cuerpo, ya que además de quemar grasa permite endurecer y
tonificar los músculos. A la vez, ciertas actividades y movimientos promueven
la proporción muscular ideal, transformando la silueta en una verdadera
escultura.
Continuidad: El secreto del éxito
El
entrenamiento físico realizado esporádicamente no conduce a resultados
positivos, pues sus efectos se diluyen en el tiempo. Para un óptimo desarrollo
de las cualidades físicas, debe existir una “continuidad” en el tiempo; pues
toda actividad iniciada e interrumpida no crea hábito ni produce resultados
exitosos en el organismo. El trabajo continuo y regular produce la mejora de
las capacidades físicas y aeróbicas, promoviendo además un crecimiento de los
tejidos, la reposición alimentaria y la síntesis bioquímica.
Estudios
realizados rigurosamente demuestran que para la mejora de la fuerza y de la
potencia, los mejores resultados se consiguen con trabajos en días alternos, o
en días continuos si se trabajan grupos musculares diferentes. Por otra parte,
dos días a la semana es el mínimo adecuado para conseguir un desarrollo
apreciable. Para el mantenimiento de esta cualidad parece suficiente un día a
la semana. Sin embargo, para la mejora de la resistencia y de la flexibilidad
es imprescindible un trabajo diario.
Por su
parte, el descanso corporal entre cada
sesión de entrenamiento es decisivo para obtener resultados favorables, y
evitar que los efectos del ejercicio físicos se transformen en perjuicios. En
este sentido, el intervalo entre un entrenamiento y otro debe ser el necesario
para que cuerpo se recupere del esfuerzo y aprovisione energía nuevamente para
continuar con el trabajo físico. A veces es necesario descansar dos días en
lugar de uno, dependiendo siempre de la intensidad del entrenamiento. Por
encima de este tiempo el ejercicio físico no produce resultados, mientras que
por debajo de él, las posibilidades de fatiga y cansancio muscular se
acrecientan.
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