En primer lugar, los nutrientes que más deben
prevalecer en la dieta diaria son los hidratos de carbono, ya que nos brindan
energía inmediata y son el combustible esencial de nuestro cerebro y de
nuestros músculos. Están presentes sobre todo en frutas, vegetales, panes,
cereales y derivados. Se recomienda un consumo aproximado del 50 al 60 por
ciento del total de alimentos ingeridos diariamente.
Por otra parte, las proteínas son otros de los
nutrientes esenciales que jamás deben dejarse de lado. Son las encargadas de
formar y reconstituir tejidos, como por ejemplo, los músculos. Las principales
fuentes proteicas son las carnes (rojas, aves y pescados), los lácteos y
derivados, el huevo, las legumbres, algunos frutos secos y la soja. Las
proteínas deben constituir entre el 15 y 20 por ciento del total de alimentos
ingeridos en la dieta. También, las grasas son importantes, ya que aportan
energía y son imprescindibles para ciertas funciones esenciales del organismo.
Su aporte diario debe estar estimado entre un 25 y 30 por ciento del total de
calorías de la dieta.
Finalmente, las vitaminas y los minerales actúan
como intermediarios o reguladores de infinidad de reacciones, y el agua es una
sustancia esencial que compone entre el 60 y el 65 por ciento de nuestro
organismo. Se encuentran principalmente en frutas, verduras y una infinidad de
alimentos vegetales y animales.
El secreto: Comer de todo un poco
Una dieta que carezca de variedad es en principio
poco saludable. Con el criterio de variedad y balance, los nutricionistas
elaboran las dietas para bajar de peso. Pues no existe un único alimento que
cubra todas las necesidades del organismo, sino que cada alimento ofrece
nutrientes especiales y necesarios para conservar la salud.
Por ejemplo, la naranja aporta vitamina C e hidratos
de carbono, pero no contiene hierro ni proteínas. La carne vacuna aporta hierro
y proteínas, pero no suma vitamina C ni hidratos de carbono. Por lo tanto,
todos las dietas que tengan como base un solo alimento (el pomelo, la banana,
la carne, etc.) son deficientes a nivel nutritivo, ya que carecen de la
“variedad” de nutrientes que requiere nuestro organismo para funcionar bien (y
por ende, bajar de peso).
Es importante incluir la mayor diversidad de
alimentos en una dieta variando el consumo de carnes (vacuna, pollo, pescado),
escogiendo la mayor cantidad de verduras y frutas (consumiendo no menos de
siete porciones diarias de ambas, tanto crudas como cocidas), seleccionando
cereales y pastas integrales y restringiendo el consumo de comida chatarra y
grasosa (hamburguesas, pizzas, salchichas, emparedados, chocolates y postres).
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