viernes, 14 de marzo de 2014

Lo que debes saber sobre la "fatiga mental"



La fatiga mental es el nombre que genéricamente recibe el agotamiento, la saturación y disminución de la atención; una de las capacidades centrales de nuestro cerebro. De ahí que el término “cansancio mental” esté mal empleado, pues el cerebro no sólo no se cansa, sino que cuanto más se usa mejor funciona, al contrario de lo que muchas personas creen. Más aún, lo peor que podemos hacer con nuestro cerebro es no usarlo. El “entrenamiento mental” consiste precisamente en promover la actividad mental y potenciar la atención. De esta manera los pensamientos creativos fluyen y liberan las tensiones acumuladas en la mente, generando al mismo tiempo un estado de bienestar mental.
El problema principal por la falta de atención o memorización se genera con la distracción mental. Por ejemplo, nuestra mente se distrae y se agota cuando ponemos toda la atención al servicio de las preocupaciones cotidianas. Cuando nos imponemos innumerables obligaciones todos los días sin una adecuada organización, terminamos sin darnos cuenta por producir la indeseada saturación de la atención. Asimismo, las formas de vida estrictamente rutinarias (hacer siempre lo mismo) influyen negativamente sobre la actividad cerebral y desembocan necesariamente en un “agotamiento mental”. 

Situaciones que perjudican la “atención mental”

Existen innumerables situaciones o momentos que promueven la “saturación mental” acentuando la sensación de que nuestro cerebro no da más. Lamentablemente, el estilo de vida actual no contribuye a la recreación de nuestro cerebro y lo somete cada vez más a obligaciones y responsabilidades que no puede cumplir, desencadenando así estados de estrés mental. Podemos pensar varias cosas casi simultáneamente, pero la atención está sólo en una de ellas. Cuando existen inquietudes, vacilaciones o estados de ansiedad, la atención comienza a ser dominada por el estrés y la memoria comienza por jugarnos una mala pasada. Tal es así, que podemos leer un libro, y al terminar un capítulo, ni darnos cuenta de lo que acabamos de leer. Esta situación es un claro síntoma de que nuestra mente necesita un respiro.
Por otra parte, los momentos que exigen una prolongada atención suelen transformarse en los responsables del agotamiento mental. Cuando uno permanece mucho tiempo con la atención puesta en un solo tema (como sucede en las conferencias o las clases universitarias), se hace necesario contar con un recreo que le permita a nuestra mente distenderse por un momento. De esta forma, el cerebro tiene la capacidad de recuperarse y asimilar con éxito todos los datos o conocimientos nuevos que recibe. Lo mismo sucede con el estudio, es mucho más productivo establecer un proceso de estudio que nos permita desconcentrarnos cada una o dos horas, que estudiar 10 o 12 horas seguidas sin parar. Pues llega un momento en que el cerebro no quiere saber nada más. Por ejemplo, si se combinara el estudio con algo lúdico, el cansancio mental y la saturación de la atención no existirían.

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