Por su
parte, existen aguas minerales que se presentan como bebidas médicas. Tal es el
caso de las aguas sulfuradas, que contienen una cantidad más avanzada de azufre
en estado de sulfuro. Esta agua poseen efectos antiinflamatorios sobre los
cartílagos, articulaciones, arterias y sobre todo los bronquios. Las
sulfatadas, por su parte, son las que mantienen una mayor protección de
sulfatos y se subdividen en sulfatadas sódicas, magnésicas y cálcicas. Este
tipo de aguas tienen fundamentalmente un efecto purgante sobre el organismo.
Tanto unas como otras deben beberse bajo prescripción médica, ya que su exceso
puede provocar problemas de salud.
Aguas enriquecidas: Algunas buenas, otras no tanto
El
agua enriquecida con calcio es muy buena para los tejidos nerviosos, pues es
considerado un mineral indispensable para el organismo. No sólo se halla
presente en el esqueleto, sino que también el calcio actúa en la coagulación de
la sangre y en el funcionamiento normal de los tejidos nerviosos, entre otros.
Pero un exceso de calcio puede resultar también perjudicial, provocando a veces
la formación de piedras de riñón. Por eso, el consumo de este tipo de agua
enriquecida debe equilibrarse con el consumo total de calcio a través de la
dieta. Si la alimentación provee todo el calcio que el cuerpo necesita, el
consumo de agua con calcio no es recomendable.
Por
otro lado, el agua enriquecida con sodio debe consumirse con suma discreción.
En la actualidad ya ha quedado establecida la relación causal entre una
cantidad excesiva de sodio y los trastornos de presión arterial elevada
(hipertensión). Por lo general, la concentración de esta sustancia en el agua
sólo resulta problemática para las personas que, por vivir en climas cálidos,
deben tomar muchos líquidos y generalmente aguas con excesiva cantidad de
sodio.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario