Aunque
parezca sorprendente, los “exitosos” tienen una filosofía de vida muy clara y
firme (de manera consciente o inconsciente), que les permite estar seguros de
lo que quieren y elaborar las mejores estrategias para alcanzarlo. Además
definen siempre sus objetivos de manera precisa, distinguen las oportunidades y
saben aprovecharlas, realizan un intenso trabajo con ellos mismos y pelean por
conservar una actitud positiva en el presente para encarar el futuro. Por otra
parte cultivan su capacidad de superación frente a los fracasos y confían
plenamente en el curso natural y la capacidad proveedora de la vida. Promover
el éxito es en cierto sentido aceptar los desafíos, enfrentar los nuevos y
adoptar la mejor predisposición a las sorpresas.
La
persona exitosa no es privilegiada, es inteligente y sabe emplear su
inteligencia en su propio beneficio. Todos podemos generar situaciones de
éxito, sólo necesitamos emplear esa fuerza superior que se encuentra en el
interior de cada uno de nosotros, una energía que permanece por lo general
adormecida y sólo utilizamos en momentos críticos.
Pensamiento positivo: El camino del éxito
Las
ideas, pensamientos y predisposiciones positivas atraen con mayor facilidad
situaciones favorables, ya sea en el contexto laboral, social, familiar o
personal. Asimismo, existe el polo opuesto; los sentimientos y pensamientos
negativos son el principal limitante para alcanzar el éxito. Por eso, es
necesario seguir ciertas pautas generales para transformar sueños imposibles en
metas alcanzables:
• Programarse
positivamente:
Repetir continuamente pensamientos positivos y alentadores suele ser el
principal recurso para cambiar la manera de pensar y ver las cosas. Es muy
buena práctica repetir todas las mañanas las siguientes frases: “yo puedo
hacerlo”, “hoy voy a lograrlo”, “es un día maravilloso, puedo conseguir todo lo
que me proponga”. En este sentido es importante estar realmente convencido de
lo que uno se dice a sí mismo, de lo contrario, las palabras no ejercen ningún
poder sobre nosotros.
• Alimentar
el autoestima:
Una persona exitosa es sobre todo una persona con autoestima alto. Valorarse a
sí mismos, y no considerarse inferior a los demás, es la llave para abrir el
cofre de la felicidad y el bienestar mental. Pensar que somos competentes o
merecedores de mejor suerte es el primer paso para alcanzar un objetivo y,
sobre todo, para que todos crean en nosotros.
• Transformar
los fracasos:
La vida está llena de traspiés, sin embargo, cada uno de ellos puede
convertirse en la base de un éxito seguro. Cuando algo no sale como teníamos
previsto, debemos avanzar y sobrepasar el momento, mirando siempre hacia
delante y nunca hacia atrás. Ver el aspecto simpático de muchas situaciones,
incluso reírnos de nosotros mismos, nos permite relajarnos para poder
percibirlas de otra manera.
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