Desde
el punto de vista médico, 2 ó 3 exposiciones por semana de 10 a 15 minutos, son
suficientes para lograr efectos benéficos sobre la salud, aconsejándose un
máximo de 1 hora diaria, para quienes desarrollan actividades al aire libre o
en períodos de vacaciones. Los horarios más adecuados se extienden desde las
9:30 horas y hasta las 11:00 de la mañana y por la tarde a partir de las 16
horas (4:00 p.m.).
Protección solar: Una medida preventiva
Como
norma general, los profesionales sugieren que, cualquiera sea la hora en que se
exponga a la influencia de las radiaciones solares, se aplique sobre la piel,
esté o no bronceada, un producto protector. Tomar sol adecuadamente evita
consecuencias a largo plazo, ya que la radiación solar tiene una acción
acumulativa y progresiva sobre la piel que puede producir alteraciones fisiológicas
y patológicas.
El daño
mas común y leve es el enrojecimiento de la piel o eritema, un estadio mas
complejo es el edema, las ampollas o un cuadro agudo de insolación. Las pecas
solares son manchas que se localizan en las zonas más expuestas como el rostro,
las manos o el cuero cabelludo, y son lesiones planas con mayor cantidad de
pigmento
La
consecuencia dermatológica crónica quizá más temida desde la óptima
cosmetológica es el “fotoenvejecimiento”, ya que produce arrugas, sequedad,
tono amarillento y, en cuadros mas complejos, puede desencadenar un cáncer de
piel. Por eso, es preciso considerar que nuestra piel tiene memoria, desde que
nacemos registra toda exposición a radiaciones y la acumula. Los excesos
producen a largo plazo desequilibrios de variada intensidad, uno de ellos es la
perturbación del sistema inmunológico con la consecuente disminución de las
defensas.
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