Por
otro lado, es necesario prestar especial atención al mantenimiento de los vasos
sanguíneos que suministran la sangre a todo el cuerpo. Si estos vasos tienen
demasiada grasa, están calcificados u obstruidos, se puede producir un infarto
cardíaco. Esto es evitable si se siguen ciertos hábitos: dejar de fumar, bajar
la presión sanguínea haciendo ejercicios y prestar atención a la existencia de
las vitaminas que protegen el corazón, C, E, B6, B12 y ácido fálico. También
limitar el consumo de alimentos con excesiva grasa contribuye a la salud del
corazón y las arterias.
Quemar grasas para ganar salud
El
músculo es el único órgano del cuerpo que quema grasas. Así el músculo de un
atleta pierde grasa, pues de otra manera no podría entrenar 8 horas todos los
días del año. En cambio, el músculo del trabajador de oficina quema azúcar,
pues utiliza la forma rápida y poco complicada para obtener energía. El motivo:
hace 10, 15 o 20 años que los trabajadores sedentarios no usan más sus enzimas
de grasa porque ya no trabajan físicamente 8 horas seguidas. Al permanecer sin
actividad, el cuerpo elimina las enzimas grasas, es decir, las sustancias
biológicas que matan la materia grasa porque los carbohidratos trabajan en
forma más efectiva, aportando la glucosa como fuente de energía. Actualmente,
un trabajador mental sedentario dispone solamente de un 10 por ciento de
pequeños y efectivos asesinos de grasa, lo suficiente para quemar las calorías
de una barrita de chocolate.
Así y
todo, se puede modificar la química del cuerpo optimizando su funcionamiento
para queme una mayor cantidad de grasa, inclusive en estado de reposo. Si se
entrena el cuerpo en su justa medida, independientemente del tiempo de
ejercicio, el músculo apelará a su depósito más grande a partir del primer
segundo: el almacén de grasa. Sin embargo, rige la siguiente regla: cuanto más
intensa la exigencia, menos grasa se consume. Por eso, los ejercicios con pesas
no están indicados para perder grasa, mientras que las actividades aeróbicas
son las mejores consumidoras de grasa. Por ejemplo, elegir correr puede
transformar en poco tiempo un cuerpo flácido en otro firme y libre de grasa.
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