Cambiar
la forma de cocinar: Se ha demostrado que los alimentos en estado natural son más pobres
en grasa: 100 gramos de papas hervidas con su cáscara poseen 0,3 gramos de
grasa (66 calorías), mientras que 40 gramos de papas fritas caseras contienen
unas 550 calorías. La diferencia es notable si tenemos en cuenta que se trata
de un mismo alimento pero cocinado de forma diferente. Para una alimentación
liviana y sin grasa, se deben evitar las frituras de todo tipo; mientras que
las cocciones al horno o la plancha (grill) son ideales para potenciar el sabor
de los alimentos (sobre todo carnes y verduras). Por ejemplo, a las sartenes
con antiadherente solo hay que pasarles un poco de aceite (conviene utilizar un
papel absorbente para retirar sobrantes de aceite antes de la cocinar). También
es útil volcar el aceite de la sartén después de dorar la carne.
Consumir
alimentos naturales: Las frutas y verduras de todo tipo (incluyendo las papas, los
boniatos y las bananas) carecen prácticamente de grasa y son las principales
fuentes de una innumerable cantidad de vitaminas y minerales. Las verduras
pueden cocinarse al vapor o en el grill sin utilizar grasas adicionales. Para
condimentar un plato de verduras crudas o cocidas se puede emplear muy poca
cantidad de aceite vegetal (oliva, maíz o girasol) junto con sal y jugo de
limón. Las frutas también pueden cocinarse en agua con una cucharada de miel,
así se transforman en un postre delicioso, nutritivo y sin grasa.
Consumir
alimentos magros:
Cuando se trata de carnes, pescados o fiambres (embutidos), conviene elegir
siempre la versión magra o liviana. Asimismo, es muy útil pedir los contenidos
de grasa de los quesos y de los productos lácteos en porcentajes para
seleccionar también las variantes con poca grasa. Por ejemplo, un pote de yogur
entero aporta 5,3 gramos de grasa y el yogur descremado, solo 0,3 gramos. En
cuanto a la carne roja, puede retirarse la grasa visible (generalmente blanca o
amarillenta) antes de cocinarla, para aprovechar las proteínas a la vez que se
reduce el consumo de calorías.
Incorporar más cereales a la dieta: Los cereales (principalmente
los integrales), los fideos y el arroz, solo
contienen
un pequeño porcentaje de grasa. Además son alimentos económicos y aportan una
importante cantidad de energía al organismo. Existen muchas variedades de
cereales y formas de consumo que permiten seguir una dieta variada y nutritiva.
Pueden combinarse con verduras o carnes magras (en guisos y estofados), a la
vez que se pueden preparar con sopas. También se pueden incluir en el desayuno
(en forma de copos o hidratados) o a través de una combinación mixta (conocida
como müesli); para ello se deben mezclar diferentes cereales tostados con
frutas secas y almendras o nueces. Este preparado es nutritivo (aporta hidratos
de carbono, proteínas, vitaminas y minerales) y muy pobre en grasa.
Elegir
golosinas de frutas: Los caramelos, los dulces de gelatina y el helado de fruta contienen
poca o casi nada de materia grasa. Por el contrario, las tortas, el helado de
crema y el chocolate son verdaderas bombas de grasa. También las frutas secas
son excelentes alimentos para calmar los estados de ansiedad o cuando surge la
necesidad de comer algo dulce. En cuanto a los productos dulces de panadería y
confitería, conviene consumir los elaborados a base de harinas integrales, miel
y mermeladas sin azúcar. Si bien no son muy populares, se pueden encontrar en
las tiendas dietéticas.
Restringir
el consumo de aceite: Cuando el aceite fluye de la botella, no se le nota que se trata de
grasa pura. No importa si se trata de grasa animal o vegetal, la misma aporta 9
calorías por gramo, es decir, en una cuchara de aceite se esconden
aproximadamente 90 calorías. Por consiguiente, es importante emplear un
dosificador de gotas para las botellas de aceite, que evitará que verdaderas
cataratas de calorías provenientes del aceite ahoguen los alimentos.
Diluir
los condimentos tradicionales: Para eliminar grasas es muy bueno mezclar el aderezo tradicional para
la ensalada con yogur o con otros productos lácteos desgrasados en lugar de
aceite. Por ejemplo, una buena opción es el queso cottage, sobre todo si se
mezcla rápidamente en la licuadora con hierbas frescas y condimentos. En el
caso de agregarle aceite, debe ser muy poca cantidad (como media cucharadita de
té). Por otro lado, deben desecharse los aderezos envasados ya que son
portadores de importantes cantidades de grasa. También es muy sano reemplazar
la crema que se utiliza en una salsa por leche cuajada pobre en grasas o por
crema ácida. Pueden espesarse las salsas ligando las verduras cocidas en la
misma con el líquido de la carne.
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