jueves, 27 de febrero de 2014

Vida activa para un corazón sano



La actividad física es sin duda una herramienta indispensable, accesible y de bajo costo para mejorar y recuperar la capacidad funcional y preservar la salud cardiovascular de las personas. A través de la adopción de un estilo de vida más saludable pueden prevenirse muchos de los trastornos cardíacos. En este sentido, la vida activa asegura un corazón sano y fuerte. El ejercicio aeróbico disminuye la frecuencia cardíaca y la presión arterial en reposo a un nivel dado de trabajo, lo que resulta en una reducción en la carga sobre el corazón.
Por otra parte, el ejercicio incrementa la capacidad para captar, transportar y usar el oxígeno por parte de los tejidos (especialmente por los músculos ejercitados), para una mayor producción energética y mejor eliminación de desechos metabólicos. Esta capacidad se conoce comúnmente como capacidad aeróbica. Además, el ejercicio físico realizado en forma regular tiene efectos benéficos sobre la tasa de hipercolesterolemia, hipertensión arterial y diabetes, y disminuye el riesgo de enfermedad cardiovascular aterosclerótica, especialmente coronaria y cerebrovascular. 

Mover el cuerpo para ganar salud

Las poblaciones con bajo entrenamiento o de cultura sedentaria tienen expectativa de vida más corta en comparación con las que son más entrenadas y activas. Las que progresan de un nivel menor de actividad a uno mayor, logran disminuir el riesgo cardiovascular. Este nivel de entrenamiento puede ser alcanzado en forma muy sencilla, por ejemplo, caminando activamente unos pocos minutos por día.
Décadas de investigación sobre actividad física y salud en general, han confirmado algunos conceptos muy útiles a la hora de recomendar una actividad física a una persona inactiva:
• La mayoría de la población inactiva puede mejorar su salud y bienestar llegando a ser moderadamente activa, sobre una base de trabajo físico regular.
• La actividad física no necesita ser extenuante para alcanzar beneficios saludables.
• Los beneficios pueden aumentar si se incrementa la cantidad, frecuencia y duración respecto de un base de ejercicio establecida. 

Caminata: La actividad más recomendada

El mejoramiento de la capacidad aeróbica puede conseguirse con simples caminatas, las cuales se destacan por sus ventajas: fáciles de realizar; tolerables en casi cualquier condición de entrenamiento; seguras, pues tienen bajo riesgo de lesiones; y baratas, ya que no requieren equipos especiales. Puede variarse el tipo de ejercicio y combinar con ciclismo, natación, gimnasia aeróbica, patín, steps, etc.
La duración puede ir desde 15 minutos hasta alcanzar 45 a 60 minutos por día. Como alternativa, en algunos casos pueden dividirse las sesiones en dos diarias, de 20 a 30 minutos cada una. Es muy importante realizar una breve sesión de calentamiento, antes del ejercicio, y de enfriamiento después; esto debe ser obligatorio. También es importante incluir ejercicios de estiramiento con el objetivo de disminuir los riesgos de dolor y de lesiones musculares.

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