El Qi Gong se funda en movimientos sin esfuerzo muscular y sin aceleración cardiaca. Por el contrario, la respiración se vuelve más lenta enfrentándose a la concepción occidental donde la gimnasia y el deporte se fundan en el esfuerzo muscular y el consumo de oxígeno. La persona que practica regularmente Qi Gong se vuelve más longeva, su aspecto físico rejuvenece, conserva la flexibilidad con el paso del tiempo y disfruta de un perfecto estado de salud.
A los enfermos, el Qi Gong les ayuda a
recuperar la energía vital desgastada, consumida en la lucha contra la
enfermedad. Está demostrado científicamente que el Qi Gong estimula los
mecanismos inmunitarios y favorece la reparación de los tejidos inflamados o
que han iniciado el proceso degenerativo. Por eso está muy recomendado como
terapia restauradora de la salud general.
Un aliado para todo el mundo
El Qi Gong puede ser practicado por cualquier persona, sin límite de
edad ni distinción de sexo. En la
niñez sirve para desarrollar el cuerpo y el carácter. La
práctica del Qi Gong en pequeñas dosis (en función de la paciencia y las
posibilidades del niño) le ayudarán a fortalecer su capacidad de atención y le
iniciarán en el conocimiento interior de su organismo.
En los deportistas y adolescentes, el Qi Gong mejora
la resistencia, tonifica las estructuras de los huesos y las articulaciones y
provee energía durante un esfuerzo muscular intenso y breve. Por su parte, en las personas de edad madura, el Qi
Gong es todavía más favorable y puede ser la tabla de salvación y el único
camino efectivo para su rehabilitación, en caso de una enfermedad. En personas
sanas, permite mantener de manera óptima y eficiente las facultades y el
equilibrio tanto físico como mental.
En el adulto sedentario, el Qi Gong está
indicado para devolver la flexibilidad de las articulaciones, fomentando la
circulación de la energía sin necesidad de transpirar ni fatigarse. En el adulto sano, el Qi Gong
potencia la autorrealización y la revelación de las potencialidades
individuales.
Su utilidad demuestra que cualquier persona puede acercarse al Qi Gong,
aunque es preferible no esperar a estar enfermo, y disfrutar así de los
beneficios que otorgan sus ejercicios. Y aunque algunos ejercicios puedan
presentarse como auténticas torturas chinas, en considerar que cuanto más
trabajo cueste efectuar un ejercicio más necesitado está nuestro cuerpo de él,
sobre todo teniendo en cuenta que todo el mundo puede llevar a cabo los
movimientos que propone el Qi Gong.
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