Por otra parte, el cansancio crónico puede ser síntoma del síndrome
premenstrual o una manifestación del comienzo de la menopausia; ambos estados
fisiológicos se relacionan con un desequilibrio hormonal. También, en la fatiga
pueden intervenir otros tipos de desequilibrio hormonal, como el hipotiroidismo
(insuficiencia de hormonas de la glándula tiroides), o la enfermedad de
Addison, que casi siempre se acompaña de oscurecimiento de la piel y que consiste
en un mal funcionamiento de las glándulas suprarrenales, las cuales dejan de
segregar suficiente hidrocortisona y aldosterona. Sin embargo, ambos trastornos
son de fácil tratamiento.
Otra causa de la fatiga suele ser las alteraciones químicas que produce
en la sangre la hiperventilación, un trastorno que consiste en una respiración
superficial y acelerada. La hiperventilación también es difícil de diagnosticar
y está asociado con los estados de estrés, pero su tratamiento es bastante
sencillo: enseñar a los pacientes de manera lenta y profunda (así también se
consiguen expulsar las tensiones).
Trastornos emocionales: Una causa más de la fatiga
Las personas que viven en una situación intolerable e irritante pueden
reprimir constantemente su enojo, para lo cual dedican gran parte de sus
fuerzas y energía, agotando las reservas para enfrentar otras situaciones. Este
trastorno es más común entre las mujeres, sobre todo si en su matrimonio o en
su trabajo no pueden hacer uso pleno de su capacidad o no reciben
reconocimiento por su labor. En tales circunstancias, es posible que la mujer
pierda la confianza en sí misma y caiga en una depresión, uno de cuyos síntomas
es la fatiga constante. Para esos casos se aconseja el entrenamiento asertivo,
o bien, una terapia de grupo con mujeres que enfrentan problemas similares;
dicha terapia les permite dar expresión a sus sentimientos y tener una opinión
más positiva de sí mismas y de su situación.
Por otro lado, la depresión puede deberse a otros problemas cotidianos
que aquejan a muchas personas, como el desempleo, las carencias económicas y la
mala calidad de vida, manifestándose con un cansancio crónico. Estos casos
exigen un gran esfuerzo por parte del terapeuta, ya que es preciso identificar
la verdadera causa del trastorno y combatirla a tiempo. Además, la
manifestación de fatiga puede presentarse en personas que gozan de una buena
salud general, pero que por motivos propios consideran que la vida pierde
sentido para ellas. En una situación de este tipo, la ayuda profesional y el
afecto del entorno familiar es imprescindible para recuperarse.
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