viernes, 21 de febrero de 2014

Firmeza y convicción: Dos armas contra la debilidad



La organización de las obligaciones es una forma eficaz de combatir el estrés, al igual que la defensa de los valores y la expresión de nuestros propios deseos y necesidades. Por eso es sumamente importante mantener bajo control nuestros impulsos pero sin dejar de decir lo que sentimos o de hacer lo que pensamos. De lo contrario, si eres propenso a un comportamiento pasivo, es probable que antepongas los deseos de otra persona a los tuyos propios. En este sentido pueden aparecer momentos en los que exista un conflicto entre tus necesidades y las exigencias de tu trabajo y de tu hogar. Aprender a cuestionar y discutir con “firmeza” y “convicción” lo que te exige tu jefe, tu familia y tus amigos es la base esencial de una personalidad sólida, convincente y especialmente fuerte.
Actuar con firmeza no implica necesariamente mostrar una actitud agresiva ni dejar de prestar atención a las necesidades de los demás. Más aún, las personas con actitudes firmes pueden enfrentarse a las circunstancias de una manera relajada, evitar los malentendidos e impedir que les convenzan para proceder en contra de sus convicciones. Para vivir sin conflictos mentales, es preciso aprender a dar respuestas afirmativas o negativas sin titubeos. Por ejemplo, si en tu jefe te pide que te quedes a trabajar fuera de hora, y consideras que es injusto, pues debes planteárselo y decirle “no” de manera firme y contundente. El secreto consiste en aprender a negarte de una manera calmada y razonable, sin violar los derechos de los demás. 

El camino hacia una nueva personalidad

Para construir una personalidad firme necesitas aprender algunas técnicas que te permitirán enfrentarte a situaciones cotidianas en las que desees expresar tus derechos. Está demostrado que repetir continuamente una frase durante todo el día condiciona nuestra manera de pensar y proceder. Por eso, es muy efectivo repetir con frecuencia y completamente relajado la siguiente frase: “no, hoy no puedo hacer lo que me pides”. Recuerda que si se presenta una situación en la que estás convencido de que no debes hacer tal o cual cosa, simplemente dices no sin lamentarte ni dar explicaciones para justificar tu respuesta. Prescinde siempre de todo tipo de presión y no discutas; es muy bueno para tu salud mental darle cortes definitivos a las cosas y sin dar vueltas.
Asimismo, necesitas expresar tus ideas, deseos y necesidades con suma claridad. Si eres claro y coherente en tu comunicación con los demás, puedes conseguir todo lo que te propongas. Lo mismo sucede cuando alguien te transmite algo; de ser necesario pide una aclaración y asegúrate de que has ofrecido y recibido instrucciones claras y específicas.
Por otra parte, el hecho de admitir un error, aceptar una crítica, o estar dispuesto a cambiar algo que no está bien, te permite respetarte a ti mismo y demuestra que tienes la suficiente seguridad como para asumir la plena responsabilidad de tu propio comportamiento. De esta forma puedes demostrar firmeza pero sin necedad.

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