Actuar
con firmeza no implica necesariamente mostrar una actitud agresiva ni dejar de
prestar atención a las necesidades de los demás. Más aún, las personas con
actitudes firmes pueden enfrentarse a las circunstancias de una manera
relajada, evitar los malentendidos e impedir que les convenzan para proceder en
contra de sus convicciones. Para vivir sin conflictos mentales, es preciso
aprender a dar respuestas afirmativas o negativas sin titubeos. Por ejemplo, si
en tu jefe te pide que te quedes a trabajar fuera de hora, y consideras que es
injusto, pues debes planteárselo y decirle “no” de manera firme y contundente.
El secreto consiste en aprender a negarte de una manera calmada y razonable,
sin violar los derechos de los demás.
El camino hacia una nueva personalidad
Para
construir una personalidad firme necesitas aprender algunas técnicas que te
permitirán enfrentarte a situaciones cotidianas en las que desees expresar tus
derechos. Está demostrado que repetir continuamente una frase durante todo el
día condiciona nuestra manera de pensar y proceder. Por eso, es muy efectivo
repetir con frecuencia y completamente relajado la siguiente frase: “no, hoy no
puedo hacer lo que me pides”. Recuerda que si se presenta una situación en la
que estás convencido de que no debes hacer tal o cual cosa, simplemente dices
no sin lamentarte ni dar explicaciones para justificar tu respuesta. Prescinde
siempre de todo tipo de presión y no discutas; es muy bueno para tu salud
mental darle cortes definitivos a las cosas y sin dar vueltas.
Asimismo,
necesitas expresar tus ideas, deseos y necesidades con suma claridad. Si eres
claro y coherente en tu comunicación con los demás, puedes conseguir todo lo
que te propongas. Lo mismo sucede cuando alguien te transmite algo; de ser
necesario pide una aclaración y asegúrate de que has ofrecido y recibido
instrucciones claras y específicas.
Por
otra parte, el hecho de admitir un error, aceptar una crítica, o estar
dispuesto a cambiar algo que no está bien, te permite respetarte a ti mismo y
demuestra que tienes la suficiente seguridad como para asumir la plena
responsabilidad de tu propio comportamiento. De esta forma puedes demostrar
firmeza pero sin necedad.
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