Lo
cierto es que todos, en mayor o menor medida, llevamos en nuestra mente una
bomba de relojería que puede estallar si sen encuentra bajo una presión
incontrolable. Para ello, es necesario generar medios y condiciones que apunten
principalmente a conservar un estado de ánimo equilibrado. Debemos prevenirnos
para no caer en la tristeza patológica, pues luego es muy difícil salir de
ella. En este sentido es sumamente importante hacer todo lo necesario para
poder superar las situaciones y circunstancias traumáticas o frustrantes a las
que nos pueda someter el medio ambiente y la existencia. La paciencia, la
razón, la equidad y la serenidad son los pilares que sostienen la firmeza
física y mental, y nos previenen de una potencial depresión.
Los mejores consejos anti-depresivos
La
práctica regular de disciplinas psicofísicas y psicomentales (estiramiento
físico, meditación, relajación, respiración, etc.), los enfoques correctos, las
actitudes adecuadas, el establecimiento de una firme convicción, la aceptación
saludable del propio ser, la prevención de conflictos anímicos innecesarios, el
desarrollo de relaciones humanas óptimas, el hallazgo de una razón de ser, el
conocimiento interior y el estímulo creativo, nos previenen contra los estados
depresivos y, cuando surgen la tristeza, la angustia y el desgano, nos ayudan a
superarlos con creces.
La
persona deprimida que no se puede ayudar a sí misma debe recurrir a un
especialista. Por su parte, el hatha‑yoga o yoga psicofisiológico es una herramienta
fantástica para combatir la depresión, y además muy recomendada por psiquiatras
y psicólogos. Asimismo, para revertir los estados depresivos son de gran ayuda
las siguientes terapias: psicoterapia profunda, terapia de apoyo, diálogo
terapéutico, entrenamiento autógeno y, si el especialista lo considera oportuno
y con carácter de ayuda transitoria, un antidepresivo. También, por supuesto,
el tratamiento psicoanalítico, ya sea de una u otra vertiente.
El
esfuerzo y la lucha para evitar las recaídas frente a momentos de tensión debe
centrarse en el estímulo armónico de los elementos autorreguladores de nuestro
organismo, potenciando así nuestras energías a favor de una actitud madura y
equilibrada. Aunque todos dependamos de la herencia, la educación, el ambiente
y el entorno, la bioquímica, la historia personal y demás factores externos e
internos, podemos ser los constructores de nuestra propia capacidad mental y
confiar ciegamente en nuestra inteligencia racional y emocional.
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