• Enfermedades
psíquicas: la
musicoterapia actúa como estímulo a través de experiencias que favorecen la
propia identificación, la autoestima, y le ofrecen la seguridad que necesita el
enfermo. Mediante la repetición de una estructura musical determinada los
pacientes alivian sus temores a lo desconocido.
• Discapacidades
físicas: se
utiliza la música en el paciente para prevenir sus frustraciones e impulsar sus
motivaciones por alcanzar metas de rehabilitación. En estos casos la terapia
brinda el mayor número de contactos posibles con el entorno. El dinamismo de la
música ayuda a recobrar el ritmo físico en casos de una coordinación muscular
defectuosa.
• Trastornos
de adicción: se
emplea como complemento en el proceso de recuperación del adicto mediante
audiciones, improvisaciones, ejercicios de creatividad musical y otras técnicas
que pueden desarrollarse individualmente o en grupo.
• Problemas
auditivos: la
música puede ser un remedio irreemplazable en personas con disminución
auditiva. Las vibraciones, transmitidas a través del aire, pueden llegar a ser
sentidas por la piel, los músculos y aun por el sistema nervioso del paciente,
que será capaz de captar el timbre, la altura, la intensidad e incluso la
duración de la música.
Entre el arte y la ciencia
Como
unión de música y terapia, la musicoterapia es a la vez un arte, una ciencia y
un proceso de desarrollo interpersonal. Desde un punto de vista artístico,
tiene que ver con la subjetividad, la individualidad, la creatividad y la
belleza. Después de todo es la aplicación de un arte (la música) lo que produce
beneficios para el cuerpo y la mente (a través del uso terapéutico). En cambio,
desde una perspectiva científica, la musicoterapia está vinculada con la
objetividad, colectividad, replicabilidad y verdad. Por su parte, como un
proceso interpersonal, tiene que ver con la empatía, intimidad, comunicación,
influencia recíproca y relaciones de roles.
Al ser
un arte y una ciencia que se practica dentro de un proceso interpersonal
requiere de la integración de muchos elementos aparentemente contradictorios.
La musicoterapia puede ser objetiva y subjetiva, individual y colectiva,
interpersonal e intrapersonal. Como arte, la musicoterapia se organiza por la
ciencia y es focalizada por un proceso interpersonal. Como ciencia se enriquece
por el arte y es humanizada por la relación que se establece entre el terapeuta
y el cliente. Finalmente, como un proceso interpersonal, explota las
características artísticas de la música y los lineamientos científicos de la
terapia.
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