Bursitis: Consiste en la inflamación de
una de las bolsas sinoviales, los sacos llenos de líquido lubricante situados
entre los huesos de una articulación para facilitar el movimiento. La bursitis
se caracteriza por dolor e hinchazón localizados, y es común en la rodilla, el
codo, el hombro, la cadera, el talón y la base del dedo gordo del pie. Los
casos graves pueden requerir el drenaje de la bolsa sinovial y la inyección de
algún medicamento en ella.
Desgarre
de meniscos: Es una lesión específica de los meniscos, dos
cartílagos en forma de media luna situados en la articulación de la rodilla.
Pueden desgarrarse fácilmente como consecuencia de una rotación súbita de esa
articulación en deportes como el fútbol y el tenis. Los síntomas del desgarre
son dolor intenso, inflamación e hipersensibilidad. Si los fragmentos de
cartílago llegaran a trabar la rodilla, sería necesario extraerlos mediante una
intervención quirúrgica.
Esguince
de espalda: Es
un desgarre localizado en uno de los ligamentos de la espalda, por lo general
debido a un tirón violento. El desgarre produce dolor súbito y éste, a su vez,
causa espasmos musculares que lo intensifican. Si la lesión es grave y afecta
las vértebras o los nervios espinales, debe recibir atención médica inmediata
para evitar el riesgo de parálisis.
Lesiones
leves: Las
ampollas y los calambres son también comunes entre los deportistas, así como
los dolores musculares y las contracturas tras un ejercicio agotador. El
espasmo muscular también es muy común, sobre todo cuando existe algún tipo de
contractura.
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