lunes, 3 de febrero de 2014

Cuidado con las "lesiones deportivas" (1ª parte)



La actividad física y deportiva fortalece los músculos, incrementa el nivel de aptitud física, mejora los hábitos de sueño y contribuye a evitar el sobrepeso y la obesidad. Sin embargo, el deporte y el ejercicio sólo promueven un estado óptimo de salud si se practican con regularidad y moderación; por el contrario, en exceso puede ser perjudicial, incluso las actividades más suaves y terapéuticas. Esto da lugar a que el cuerpo pueda sufrir potenciales lesiones, conocidas como “deportivas”, que en muchos casos son demasiado graves como para no tenerlas en cuenta. Simplemente con una adecuada práctica deportiva se consigue prevenir cualquier tipo de lesión. Entre las más conocidas se encuentran:


Esguinces y luxaciones: Los esguinces son lesiones en que una torcedura o un tirón repentino desgarra los ligamentos que sostienen juntos los huesos de una articulación. Un esguince leve provoca dolor e inmovilidad en la articulación afectada, y suele curarse pronto con descanso. En cambio, un esguince grave puede dislocar los huesos que forman la articulación (lo que se conoce como luxación) y requerir que un médico los reacomode. La articulación del hombro es la más propensa a este tipo de lesión: si el daño se repite, los ligamentos pueden debilitarse tanto que la luxación se presente con relativa facilidad.

Fracturas: Casi siempre son resultado de un accidente que implica un golpe violento contra un hueso. Las fracturas en las piernas son frecuentes entre los esquiadores; en las manos afectan principalmente a quienes practican deportes como el cricket y el hockey. En otros casos ocurren las llamadas fracturas por tensión, fisuras que se forman en los huesos sometidos a esfuerzos repetidos y excesivos, y que llegan a causar intenso dolor y pérdida de la movilidad. Los corredores de fondo sufren con frecuencia fracturas por tensión en los pies, y quienes practican el salto de altura, en el peroné.

Distensiones y contusiones musculares: Las distensiones ocurren cuando un músculo se estira demasiado sin el calentamiento debido y algunas de sus fibras se rompen, causando dolor, inflamación y debilidad. Las contusiones son consecuencia de golpes y causan los mismos síntomas, a veces acompañados de moretones. Ambas lesiones se curan pronto y sin complicaciones.

Contusiones óseas:  Son consecuencia de un golpe que provoca una hemorragia por debajo del periostio, la membrana que recubre la mayoría de los huesos y que contiene vasos sanguíneos y nervios. Estas lesiones son dolorosas pero rara vez graves: casi siempre sanan en pocos días.

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