Esguinces
y luxaciones: Los
esguinces son lesiones en que una torcedura o un tirón repentino desgarra los
ligamentos que sostienen juntos los huesos de una articulación. Un esguince
leve provoca dolor e inmovilidad en la articulación afectada, y suele curarse
pronto con descanso. En cambio, un esguince grave puede dislocar los huesos que
forman la articulación (lo que se conoce como luxación) y requerir que un
médico los reacomode. La articulación del hombro es la más propensa a este tipo
de lesión: si el daño se repite, los ligamentos pueden debilitarse tanto que la
luxación se presente con relativa facilidad.
Fracturas: Casi siempre son resultado de
un accidente que implica un golpe violento contra un hueso. Las fracturas en
las piernas son frecuentes entre los esquiadores; en las manos afectan
principalmente a quienes practican deportes como el cricket y el hockey. En
otros casos ocurren las llamadas fracturas por tensión, fisuras que se forman
en los huesos sometidos a esfuerzos repetidos y excesivos, y que llegan a
causar intenso dolor y pérdida de la movilidad. Los corredores de fondo sufren
con frecuencia fracturas por tensión en los pies, y quienes practican el salto
de altura, en el peroné.
Distensiones
y contusiones musculares: Las distensiones ocurren cuando un músculo se estira demasiado sin el
calentamiento debido y algunas de sus fibras se rompen, causando dolor,
inflamación y debilidad. Las contusiones son consecuencia de golpes y causan
los mismos síntomas, a veces acompañados de moretones. Ambas lesiones se curan
pronto y sin complicaciones.
Contusiones
óseas: Son consecuencia de un golpe que provoca una
hemorragia por debajo del periostio, la membrana que recubre la mayoría de los
huesos y que contiene vasos sanguíneos y nervios. Estas lesiones son dolorosas
pero rara vez graves: casi siempre sanan en pocos días.
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