1. Definir objetivos de vida claros y coherentes: En primer lugar se
trata de ponerse metas asequibles y aumentar progresivamente nuestros desafíos,
porque "los desafíos de la actividad son los que nos fuerzan a
concentrarnos" y la concentración es importante para poder disfrutar de un
momento. Una personalidad sólida y convincente será capaz de establecerse sus
propias metas, intentando evitar más influencia externa de la deseada. En
concreto, tener claras nuestras metas y nuestros deseos es fundamental para
disfrutar de la vida, pues "quien sabe cuáles son sus deseos y trabaja con
el propósito de lograrlos es una persona cuyos sentimientos, pensamientos y
acciones son congruentes entre sí y, por lo tanto, es una persona que ha
logrado una armonía interior".
2. Perseverar frente a los fracasos: Por supuesto, es necesario
querer y estar dispuesto a "perseverar a pesar de los obstáculos" y
tener claro que "el disfrute no depende de lo que tú haces, sino de cómo
lo haces", porque la forma de hacer algo puede mantenernos concentrados
disfrutando o mantenernos aburridos o desesperados.
Uno debe concentrarse en la actividad que esté realizando, ya sea
estudiar, asistir a clase o fregar los platos. Ciertamente, puede resultar
difícil mantener la concentración en una actividad concreta durante todo el
tiempo, pero eso es muy importante, como ejercicio, para poder disfrutar con
tal actividad.
3. Enfrentar los contratiempos: Siempre es posible
transformar la adversidad en un desafío que pueda proporcionarnos placer. Esta
característica puede convertirse en la virtud más necesaria para la
supervivencia y con más probabilidades de mejorar nuestra propia calidad de
vida.
4. Promover los valores humanos: Existen cualidades muy
importantes que deben practicarse, como son la autoconfianza sin egoísmo y la
humildad; porque las personas que consiguen cultivar esos valores en sus
desafíos no destinan sus energías a dominar su entorno, sino a encontrar una
manera armoniosa de funcionar dentro de él. Esto no es una manera de pensar las
cosas, sino una auténtica filosofía de vida.
5. Buscar soluciones creativas para enfrentar los problemas: Nunca hay que
frustrarse ante el fracaso o la adversidad. Es indudablemente mejor tener
amplitud de miras para descubrir soluciones alternativas que, aunque sean
peores de lo que uno quisiera, seguro que son mejores que hundirse bajo esos
obstáculos. Con el tiempo, es muy probable descubrir que tales obstáculos no
eran tan grandes.
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