Del
músculo depende todo el cuerpo. Si el cuerpo permanece inactivo, los órganos
disminuyen su rendimiento, el corazón se atrofia y los músculos se vuelven
débiles y flácidos. El ritmo de vida actual prácticamente nos obliga a
permanecer sin actividad: de la cama a la silla para desayunar, de la silla a
la butaca del auto para ir al trabajo, luego el ascensor y finalmente la silla
del escritorio de la oficina. Y lamentablemente el ciclo se repite inversamente
cuando volvemos del trabajo al hogar. Así sucesivamente el cuerpo se olvida de
la actividad, y comienzan a surgir una larga lista de problemas de salud.
La silla: Enemiga de la salud y el bienestar
En la
actualidad, la mayoría de las personas permanece más tiempo sentadas que
paradas o en movimiento. Pero lo cierto es que el hombre no ha sido concebido
para vivir sentado e inactivo, ya que la historia de la evolución revela todo
lo contrario: elevamos las manos del suelo, levantamos la cabeza, estiramos la
cadera y enderezamos la rodilla, para poder finalmente, después de millones de
años, caminar derechos por el mundo. Sin embargo, desde hace casi dos siglos
que la silla nos condena a una postura antinatural: pone en reposo el esqueleto y los músculos,
reduce la respiración, les roba a los pies el apoyo firme en el piso, atrofia
los músculos de las piernas y la espalda, reduce la estabilidad de la pelvis y
restringe la flexibilidad de la columna vertebral. El resultado inmediato es la
falta de fuerza para levantarnos, lo que optamos nuevamente por sentarnos.
Aunque parezca increíble, permanecer sentado produce adicción. Por el sólo hecho de estar “cómodos” en una silla aceptamos las hemorroides, la columna vertebral torcida, dolores de cabeza, tensiones y hernias discales. A1 estar sentado, se atrofian los músculos del esqueleto y la materia grasa inunda todo el cuerpo. Con cada gramo menos de masa muscular, la piel se afloja más, los huesos se vuelven más quebradizos, el sistema inmunológico se debilita, la mente se vuelve menos despierta. Pero esto puede revertirse, tan sólo debemos dejar la silla y comenzar a mover los músculos de las piernas y los brazos, adoptando una actitud más activa y vital.
Aunque parezca increíble, permanecer sentado produce adicción. Por el sólo hecho de estar “cómodos” en una silla aceptamos las hemorroides, la columna vertebral torcida, dolores de cabeza, tensiones y hernias discales. A1 estar sentado, se atrofian los músculos del esqueleto y la materia grasa inunda todo el cuerpo. Con cada gramo menos de masa muscular, la piel se afloja más, los huesos se vuelven más quebradizos, el sistema inmunológico se debilita, la mente se vuelve menos despierta. Pero esto puede revertirse, tan sólo debemos dejar la silla y comenzar a mover los músculos de las piernas y los brazos, adoptando una actitud más activa y vital.
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