El ritmo de vida actual nos impone obligaciones a las que debemos hacerle frente con energía y vitalidad; de lo contrario, la consecuencia inmediata es la aparición de un inminente estrés o agotamiento psicofísico. Esta realidad es la que viven muchas personas y se conoce como cansancio persistente o “fatiga crónica”.
Las causas pueden ser muchas, desde la muerte de un ser querido como una
separación de pareja, y en otros aspectos, desórdenes alimenticios en los que
interviene la falta de Hierro o el exceso de azúcares. Otros trastornos que
hacen notar cansancio son relacionados con un mal funcionamiento de las
glándulas tiroides o suprarrenales y, por lo general, se detectan en el
individuo cuando duerme más de lo habitual. También es muy frecuente la causa
de estrés al notarse signos de respiración lenta o acelerada aún en estado de
reposo.
Mejor prevenir que curar
Es muy común que las personas que padecen
alguno de estos síntomas no le den la importancia que se merece, y es cuando el
problema se agrava llega a convertirse, en muchos casos, en crónico.
Existen una serie de medidas efectivas para
contrarrestar un excesivo cansancio, aunque si la situación se agrava es
necesaria la consulta al médico. Para prevenir la fatiga debes tener en cuenta:
- Trata en lo posible de dormir lo que tu cuerpo te pida, siempre dentro de los cánones normales de sueño.
- Aprende a expresar lo que sientes, sin llenarte de rencores o acumular problemas sin sentido alguno.
- No comas demasiado a la hora en el almuerzo o antes de acostarte. Busca un régimen alimenticio equilibrado. Evita el consumo excesivo de azúcar y café ya que altera el sueño y los nervios.
- Si dispones de algún momento libre no lo utilices para dormir sino para realizar alguna actividad recreativa.
- Realiza dos o tres veces a la semana alguna actividad física en la cual utilices todo el cuerpo como natación, ciclismo, footing, etc.
- Si el cansancio es temporal, realiza sesiones de masajes de relajación y tonificantes.
- Si la fatiga es física es recomendable el uso de "aceites esenciales" que actúan como estimulantes y relajantes. Entre los más conocidos está el de pimienta negra, romero y limón.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario