viernes, 30 de agosto de 2013

Las necesidades alimenticias según la edad


LA EDAD ADULTA

En esta etapa las personas dan por sentada la salud y la buena forma física tendiendo a no preocuparse por ello, pero es muy conveniente prepararse para lograr un cuerpo sano y capaz de enfrentar cualquier cosa. Los adultos jóvenes deben tener en cuenta que los huesos siguen desarrollándose, alcanzando su punto máximo a los 35 años, es por esa razón la fundamental alimentación rica en Calcio para minimizar los riesgos de osteoporosis. Después ya no existirán más oportunidades para revertirlo.
Muchas personas que han sido delgadas dejan de serlo paulatinamente debido a la falta de actividad y a la ingesta de comidas hechas en la calle, o a una alimentación casera rica en calorías que acrecienta el abdomen.
El crecimiento gradual de peso aconsejable desde los 20 a los 35 años es de 6.5 kg, teniendo en cuenta que la alimentación debe ser equilibrada basada en alimentos como hortalizas de hoja verde, legumbres, frutos frescos, semillas y lácteos desnatados.
De los 35 a los 45 años, el metabolismo sigue descendiendo su función y por ello no hay que excederse en alimentos con pocos nutrientes, como dulces, empanadas y postres. Es fundamental adquirir una rutina de ejercicio físico y no llegar al sedentarismo, ya que es uno de los principales causantes del exceso de peso. La ingesta de abundantes frutas y verduras frescas es vital en una dieta sana, dado que en esta etapa de la vida brinda un importante estímulo a la función cerebral. Una dieta baja en grasas favorece la circulación de la sangre en el cerebro mejorando el estado de ánimo, la memoria y otros factores.


LA MADUREZ

En este periodo que va de los 45 a los 65 años, la buena salud comienza a deteriorarse con la frecuente presencia de enfermedades como artritis, arterosclerosis, obesidad, diabetes y el deterioro físico en general. Con mejoramientos en la alimentación pueden lograrse cambios positivos para contrarrestar los efectos del envejecimiento y poder gozar de una vida plena.
Se ha demostrado que la alimentación baja en calorías pero nutritiva, a sabido disminuir signos de la vejez como el Alzheimer, la osteoporosis hasta la caída del cabello y el deseo sexual. La rutina alimentaria debe estar integrada de alimentos como frutas, verduras, carnes magras, frutas secas, legumbres, boniato, semillas de lino y cereales, que además ayudan al estado de la menopausia tanto femenina como masculina.


LA VEJEZ

La alimentación es muy similar a los adultos jóvenes, pero mantenerla adecuadamente es muy difícil, debido a que muchas personas sufren alguna afección. Las necesidades energéticas descienden porque el ritmo metabólico también baja, sin embargo, la necesidad de nutrientes es la misma.
La vitamina D es esencial para mantener los huesos; las personas más jóvenes lo obtienen del sol, pero las personas mayores tienden a salir menos y es conveniente adquirir un suplemento de vitamina D, por ejemplo, una cucharada de aceite de hígado de bacalao u obtenerlo de otras fuentes como los huevos, el pescado azul y la margarina. A esta edad hay que mantener una poca ingesta de azúcar y de productos de panadería, es recomendable ingerir muchas proteínas y calcio (queso, leche, huevos, yogur, natillas), vitamina C (jugo/zumo de frutas), hierro y vitamina B (carne roja desgrasada, huevos) y calorías (leche entera, queso crema, huevos, yogur, pescado azul).

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