1. El nivel sedentario, con escasa o nula actividad física. Se trata de
personas que, probablemente, padecerán más enfermedades, vivirán menos y tendrán
una calidad de vida relativamente baja. De allí lo importante de “mover el
cuerpo” regularmente.
2. El nivel de aptitud de ejercicios de baja intensidad en relación con
la salud y la longevidad. Los que se ubican aquí obtendrán beneficios
significativamente más elevados que los pertenecientes al primer nivel, en
términos de índices de enfermedad más bajos y de una vida más prolongada.
3. El nivel óptimo o atlético de ejercitación. Se acerca al nivel de
aptitud requerido para competir, pero que no implica sobre entrenamiento ni
obsesión por el cuidado del cuerpo. Quienes se ubiquen aquí se caracterizarán
por una vida más prolongada, un riesgo menor de padecer enfermedades graves y
una calidad de vida más elevada. Sin embargo, sobrepasarse en la búsqueda de
una aptitud física (es el caso de atletas competitivos) sólo puede conducir a
perder los mismos beneficios que se intentan lograr.
Alternativas saludables para permanecer activos
• Olvídate de los ascensores: sube y baja lentamente por las escaleras.
• Realiza compras en comercios que estén un poco más lejos del hogar
para aprovechar la caminata.
• Ejercita los músculos de los brazos mientras permaneces sentada
realizando movimientos circulares.
• Duerme sobre colchones rígidos para conservar la postura y conciliar
un sueño profundo.
• Monta en bicicleta por el parque para obtener así una inyección de
oxígeno vital.
• Caminar y nadar pueden constituirse en excelentes actividades físicas.
*Importante: Siempre después de realizar una actividad intensa no debes detenerte súbitamente. De a poco debes volver a la calma con ejercicios de relajación.
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