La eutonía es una técnica de relajación que permite tomar
plena conciencia de las respuestas corporales. Fue creada por Gerda Alexander,
una bailarina alemana que a los 19 años suspendió su carrera deportiva por un
problema en el corazón. A raíz de esto Alexander realizó un riguroso estudio de
los movimientos y descubrió que podía trabajar el cuerpo sin tener que exigir
demasiado a los músculos. Así es como surgieron una serie de ejercicios que
originan los movimientos desde el hueso y las articulaciones, ahorrando
notablemente la energía muscular.
La eutonía permite reconocer y modificar los movimientos que
nos limitan y perjudican físicamente. Es ideal para quienes padecen de
contracturas, artrosis, artritis, problemas en las vértebras, lumbalgias y
cervicalgias. Además la práctica cotidiana mejora el sueño y el ritmo intestinal,
disminuye los dolores de cabeza, fortalece la autoestima, reduce el nivel de
autoexigencia y libera las tensiones propias del trabajo.
Acción y relajación
Una sesión de eutonía brinda un estado de alerta que implica
permanecer activos pero sin tensión. En realidad no se trata de suprimir la
tensión, ya que es necesaria para enfrentar muchas situaciones de vida, sino en
lograr la dosis ideal que permita controlar nuestros actos e impulsos. La idea
central se basa en que el cuerpo adquiera un estado de eutonía, es decir de
buena (eu) tensión (tonía). Pues un exceso de tensión repercute directamente en
la salud de nuestro cuerpo a través de problemas de rigidez muscular,
contracturas y trastornos en las articulaciones. Así, los movimientos naturales
del cuerpo se ven limitados y el estado anímico cae estrepitosamente.
A través de la práctica de eutonía no se trata sólo de
relajar músculos y articulaciones, sino de potenciar aspectos psicológicos
positivos como la concentración, la seguridad, el razonamiento, la reflexión,
la observación y los mecanismos sensoriales. Asimismo, un movimiento corporal
que genere un estado de relajación es ideal para liberar el estrés físico y
mental, mejorar el carácter y aumentar la predisposición a hacer cosas nuevas.
Cómo iniciarse en la eutonía
Para comenzar con la práctica de eutonía siempre es
recomendable hacerlo de la mano de un profesor o instructor experto en la
especialidad. Una vez aprendidos cada uno de los movimientos pueden hacerse en
casa o en un lugar cómodo y tranquilo. Sin embargo es posible disfrutar los
beneficios de esta increíble técnica corporal practicando diariamente los
siguientes ejercicios básicos:
Ejercicio 1: Un movimiento corporal que promueve la
armonía general. De pie, flexionar el brazo izquierdo llevando la mano hacia el
hombro y el codo hacia arriba y afuera. Luego centrar la mirada en el codo y
realizar libremente movimientos en cualquier dirección, acompañándolos siempre
con la cabeza (sin despejar la mirada del codo). Así el movimiento se origina
desde el hueso, que en este caso es el codo. Repetir con el otro brazo.
Ejercicio 2: Una postura ideal para trabajar la
columna, las costillas y la cintura escapular. Sentados sobre una colchoneta
ligera (puede ser una frazada), espalda erguida, piernas flexionadas y brazos
relajados a los costados. Levantar un brazo con la mano abierta y los dedos
extendidos, y en un movimiento lento bajar hasta apoyar la mano en el piso del
otro lado del cuerpo. Repetir con el otro brazo.
Ejercicio 3: Un movimiento indicado para combatir
dolores de cabeza y prevenir molestias cervicales. En la misma posición del
ejercicio anterior, sostener con ambas manos una caña de bambú y colocarla
detrás de la nuca donde comienza el cuello. Hacer rodar la caña lentamente por
todas las cervicales hasta la cabeza y regresar al mismo lugar.
Ejercicio 4: Un ejercicio que corrige problemas
posturales del tronco y la espalda. Acostados boca arriba con las piernas
flexionadas, los pies apoyados en el suelo y las manos debajo de la cabeza.
Llevar las rodillas para un costado y girar la cabeza en el sentido opuesto.
Repetir pero para el otro costado.
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