El uso de conservantes y estabilizantes
químicos no ha podido eliminar el riesgo de ciertas intoxicaciones que entraña
el consumo de algunos productos, cuya conservación es muy delicada. Más aún, en
ciertos casos, estos mismos aditivos se transforman en una bomba de tiempo ya
que, según algunos expertos, muchos de ellos son potencialmente cancerígenos.
Existen alimentos que, por su rápida descomposición, son más propensos a convertirse en caldo de cultivo de bacterias; frente a ellos hay que tomar todas las precauciones posibles a la hora de consumirlos. Lo más grave de este tema es que estos “alimentos peligrosos” están al alcance de la mano en la estantería de cualquier supermercado, y sin la debida advertencia sobre su conservación. Aunque la mayoría los identificamos como “alimentos perecederos”, debemos prestarle la atención que merecen.
Existen alimentos que, por su rápida descomposición, son más propensos a convertirse en caldo de cultivo de bacterias; frente a ellos hay que tomar todas las precauciones posibles a la hora de consumirlos. Lo más grave de este tema es que estos “alimentos peligrosos” están al alcance de la mano en la estantería de cualquier supermercado, y sin la debida advertencia sobre su conservación. Aunque la mayoría los identificamos como “alimentos perecederos”, debemos prestarle la atención que merecen.
He elaborado una lista con siete clases de alimentos
que pueden implicar un riesgo para la salud; y sólo si se consideran algunos
aspectos, éstos pueden consumirse con discreción sin que generen algún
problema:
Conservas
(enlatados): Toda lata que aparezca hinchada, oxidada,
deteriorada o con mal aspecto, debe ser rechazada. Es una obligación del
consumidor fijarse en su fecha de vencimiento y si ésta se ha pasado (o no está
especificada), definitivamente no debe consumirse. Una vez abierta, el alimento
se debería pasar a un envase de cristal o barro cocido (cerámico); los de
plástico no son aconsejables. Jamás deberá guardarse nada en una lata abierta.
Crema
de leche (nata): Mientras su envase está sin abrir, se
puede conservar largo tiempo. Sin embargo, una vez que toma contacto con el
aire, deberá consumirse de inmediato o guardarse en la heladera por un lapso no
mayor a las 24 horas. Pasado este período deberá desecharse.
Chocolates: En la elaboración de algunos chocolates se emplean ciertos aditivos
peligrosos: ácido benzoico y sórbico, así como butilhidroxianisol y butilhidroxitolueno,
al que muchos expertos consideran cancerígenos. Deberá tenerse en cuenta la
procedencia del mismo y su consumo es propicio para días de baja temperatura.
También hay que considerar la fecha de vencimiento del mismo.
Leche: Si es fresca, ha de hervirse lo antes posible. Si es esterilizada
(pasteurizada, uperisada, etc.) no es necesario hervirla, pero debe guardarse
tapada, protegida de la luz y en un sitio fresco (tratar que sea la heladera).
La leche condensada o en polvo se conserva más de un año sin problema si está
correctamente tapada y fuera del contacto con el aire.
Mermeladas: Mientras el envase de cristal no se abra, pueden conservarse durante
largo tiempo (hasta más de un año). Una vez abierto, en la heladera resisten
varias semanas y, en el caso de las mermeladas caseras, tan sólo siete días. En
general pueden consumirse mientras no se forme moho. Es importante tener en
cuenta que en la elaboración de algunas mermeladas, dulces, confites, jarabes,
etc., suele emplearse benzoato de sodio y de potasio, ambos aditivos
peligrosos.
Pasteles: En general el bizcocho resiste varios días, siempre que no tenga nata
o crema. Asimismo debe conservarse en un lugar con frío, como la heladera.
Salsas
y aderezos: La mayonesa casera (responsable de gran
número de salmonelosis) debe consumirse en el mismo día en que se elabora. En
el caso de los aderezos comprados, deben guardarse bien tapados en la heladera
y no por mucho tiempo. Asimismo debe considerarse su fecha de vencimiento y su
origen. Los restos de ensaladas preparadas que se guardan “para mañana”, pueden
ser un semillero de gérmenes, sobre todo en verano. El consumo de mayonesas,
salsas y aderezos debe ser muy discreto y limitado, nuestro cuerpo lo
agradecerá.
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