Las pastas son un alimento realmente increíble; pues
sus características las hacen incomparables: nutritivas, de cocción rápida e
ideales para combinar en cientos de platos. Además es un alimento que sufre muy
poca transformación: al ingrediente base, que es sémola de trigo, se le agrega
agua para formar una pasta, que luego se corta y se deja secar. Los aditivos
permitidos son naturales: sal, gluten, huevos, leche, jugos o extractos de
legumbres y aromatizantes. Por su preparación tan simple (no requieren
fermentación ni cocción previa), pierden pocas vitaminas y minerales, y tienen
un valor nutricional cercano al del trigo duro.
En la actualidad, existen más de quinientos tipos de
pastas diferentes. Las elaboradas con harina integral son de color tostado;
tardan un poco más en cocinarse, pero son más ricas en hierro y fibras. A veces
se les agregan huevos para darles más sabor; las verdes tienen espinacas;
tomates las rojas, morrones las anaranjadas. Además de espaguetis, ravioles,
añolotis, tallarines y macarrones, existen otras variedades interesantes por
sus formas y colores: caracoles, tagliatelles y lasañas, que bien
condimentadas, constituyen un exquisito manjar.
Radiografía
de las pastas
El valor nutritivo de las pastas permite evitar los
excesos: son pobres en lípidos, ricas en prótidos, en almidones (que tienen la
propiedad de reducir los azúcares rápidos), vitaminas y sales minerales. Por
eso son indispensables para los deportistas durante los entrenamientos y en las
competencias: la noche anterior a una prueba les recomiendan consumir una cena
con mayor cantidad de carbohidratos complejos, es decir, un menú a base de
pastas. Esa ingestión proporciona una reserva de combustible en forma de
glucógeno (el hidrato de carbono que se almacena en el hígado y en menor
proporción en los músculos).
Al mantener una tasa glucémica estable, las pastas
evitan la sensación de fatiga y hambre, pero sobre todo no engordan. Pues lo
que en realidad aumenta la cantidad de calorías son las salsas y los quesos que
acompañan la preparación de las mismas. Además el volumen de las pastas está
dado por su cocción, ya que durante ésta absorben mucho agua; por eso una
porción de 50 gramos
se transforma una vez cocida en 150 gramos, los que aportan poco más de 175
calorías. Frescas o secas, con sólo unos pocos condimentos naturales, resultan
siempre un plato apetitoso y altamente nutritivo.
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