Por su
parte, los ejercicios isométricos, isotónicos y anaeróbicos (como la carrera de
100 metros o los ejercicios con pesas) pueden incrementar la masa muscular y
modelar la silueta, pero exigen un gran esfuerzo al corazón. Eso no impide que
puedan llevarse a cabo, siempre y cuando se combinen con un programa de
entrenamiento aeróbico. Sin embargo, para ambos tipos de ejercicios hay que ser
prudente y evitar el sobreentrenamiento. Pues para practicar actividades
físicas no basta con la voluntad; el squash, por ejemplo, exige un esfuerzo de
alta intensidad, con una frecuencia cardíaca entre 170 y 190 pulsaciones por
minuto, lo que puede provocar accidentes vasculares. De ahí que, para
practicarlo, sea imprescindibles la evaluación del estado físico y una cierta
experiencia en el ejercicio.
Los efectos que nadie espera
Demasiada
ejercitación no produce beneficios e incrementa
las probabilidades de contraer enfermedades. Se ha demostrado que el
exceso de actividad física aumenta la producción de radicales libres, unas
sustancias relacionadas con la aparición de más de cincuenta enfermedades y la
aceleración del envejecimiento. Por eso, muchos médicos especializados en
deporte y actividad física aconsejan consumir antioxidantes y caminar en vez de
correr: con una caminata moderada de tres kilómetros, tres veces por semana, se
consiguen los mismos beneficios que corriendo cinco kilómetros, cinco días a la
semana, pero sin el riesgo de lesiones musculares y óseas que implica la
carrera.
Por
otro lado, algunos problemas estéticos, como la celulitis, suelen empeorar con
determinados ejercicios. Los ejercicios de aeróbic, de step, de alto impacto;
los saltos y las carreras; los deportes violentos, que exigen movimientos
repetitivos, son contraindicados para personas que padecen celulitis (sobre
todo en piernas y glúteos). Asimismo, el uso desmedido de aparatos, el abuso de
los ejercicios o la realización de movimientos inadecuados pueden provocar la
aparición temprana de enfermedades de rodilla y columna que, con el paso del
tiempo, son difíciles de revertir. Tal es el caso de los dolores de espalda,
tendinitis, inflamaciones y contracturas varias.
Las
rutinas de ejercicios siempre deben ser controladas por un instructor que
corrija posturas y movimientos defectuosos y verifique que la espalda y el
tórax no se arqueen y que los músculos no se fuercen o se estiren demasiado las
articulaciones. No es para nada conveniente ejercitarse con personas de
diferentes edades y pesos. No todos pueden cumplir la misma rutina ni trabajar
con la misma intensidad. En estos casos, un médico debe indicar, previa
evaluación, el tipo e intensidad de los ejercicios.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario