viernes, 4 de abril de 2014

Excesos de actividad física: Más daños que beneficios



Está demostrado que el ejercicio físico regular previene los efectos nocivos del sedentarismo, pero un exceso de éste produce realmente más daños que beneficios. En este sentido, tanto el exceso como la falta de actividad física es perjudicial para el organismo. Además, cada tipo de ejercicio cumple una función concreta; por ejemplo: los aeróbicos (aquellos en los cuales el organismo utili­za mucho oxígeno para producir energía), de entrenamiento y resistencia, no fati­gan el organismo y mejoran notablemente la capacidad del sistema cardiovascular.
Por su parte, los ejercicios isométricos, isotónicos y anaeróbicos (como la carrera de 100 metros o los ejercicios con pesas) pueden incrementar la masa muscular y modelar la silueta, pero exigen un gran esfuerzo al corazón. Eso no impide que puedan llevarse a cabo, siempre y cuando se combinen con un programa de entrenamiento aeróbico. Sin embargo, para ambos tipos de ejercicios hay que ser prudente y evitar el sobreentrenamiento. Pues para practicar actividades físicas no basta con la voluntad; el squash, por ejemplo, exige un esfuerzo de alta intensidad, con una frecuencia cardíaca entre 170 y 190 pulsaciones por minuto, lo que puede provocar accidentes vasculares. De ahí que, para practicarlo, sea imprescindibles la evaluación del estado físico y una cierta experiencia en el ejercicio. 

Los efectos que nadie espera

Demasiada ejercitación no produce beneficios e incrementa  las probabilidades de contraer enfermedades. Se ha demostrado que el exceso de actividad física aumenta la producción de radicales libres, unas sustancias relacionadas con la aparición de más de cincuenta enfermedades y la aceleración del envejecimiento. Por eso, muchos médicos especializados en deporte y actividad física aconsejan consumir antioxidantes y caminar en vez de correr: con una caminata moderada de tres kilómetros, tres veces por semana, se consiguen los mismos beneficios que corriendo cinco kilómetros, cinco días a la semana, pero sin el riesgo de lesiones musculares y óseas que implica la carrera.
Por otro lado, algunos problemas estéticos, como la celulitis, suelen empeorar con determinados ejercicios. Los ejercicios de aeróbic, de step, de alto impacto; los saltos y las carreras; los deportes violentos, que exigen movimientos repetitivos, son contraindicados para personas que padecen celulitis (sobre todo en piernas y glúteos). Asimismo, el uso desmedido de aparatos, el abuso de los ejercicios o la realización de movimientos inadecuados pueden provocar la aparición temprana de enfermedades de rodilla y columna que, con el paso del tiempo, son difíciles de revertir. Tal es el caso de los dolores de espalda, tendinitis, inflamaciones y contracturas varias.
Las rutinas de ejercicios siempre deben ser controladas por un instructor que corrija posturas y movimientos defectuosos y verifique que la espalda y el tórax no se arqueen y que los músculos no se fuercen o se estiren demasiado las articulaciones. No es para nada conveniente ejercitarse con personas de diferentes edades y pesos. No todos pueden cumplir la misma rutina ni trabajar con la misma intensidad. En estos casos, un médico debe indicar, previa evaluación, el tipo e intensidad de los ejercicios.

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