Las vértebras cervicales son independientes y
libres, tal como sucede en los segmentos dorsal y lumbar, a diferencia del
segmento sacrococcígeo,
en el que se muestran agrupadas y pierden la
individualidad. Por esta razón, el tratamiento cervical consiste en un trabajo
localizado y concentrado, que no necesariamente involucra al resto de la
columna vertebral. Sin embargo, músculos, articulaciones y huesos forman parte
indisociable en la mayoría de las molestias cervicales, interfiriendo en la
identificación puntual del dolor. Para ello se proponen soluciones integrales
que ayudan a mejorar notablemente el cuadro clínico y al mismo tiempo
fortalecer la espalda en su conjunto.
Causas de un dolor muy molesto
Las molestias cervicales se denominan
cervicalgias y se producen por diferentes causas, las que no siempre son
fáciles de identificar. No obstante los procesos generalmente no revisten
gravedad, aunque las molestias llegan a ser insoportables. Comúnmente la mayor parte de los dolores se debe a
procesos localizados en la estructura ósea, articular o muscular cervical, y en
raras ocasiones obedece a procesos en diferentes zonas anatómicas.
Lo habitual es que como consecuencia de
infecciones o grandes traumatismos aparezcan los dolores agudos. Además por
actitudes posturales,
cargas continuadas, alteraciones nutricionales,
etcétera, se presenten trastornos degenerativos con dolores crónicos. Si bien
antes se creía que los procesos degenerativos eran los
responsables de la mayor parte de estos trastornos dolorosos, hoy se sabe que
existen otras posibilidades: el estrés postural, la alimentación deficitaria y
el debilitamiento de la musculatura paracervical (alrededor de la columna
cervical) son en alguna medida los principales responsables de la mayoría de
las cervicalgias actuales.
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