En los últimos años, se ha visto un
incremento en el aprovechamiento de las algas en el campo de la tecnología de
alimentos, ya que muchas especies son comestibles, ricas en clorofila,
carbohidratos y proteínas, así como se destaca su contenido de potasio, sodio,
azufre, calcio, magnesio y cloro principalmente. También son buena fuente de
hierro, manganeso, cobre, zinc y cobalto. Por otro lado, algunas algas son
buenas fuente de yodo, un mineral que poseen pocos alimentos.
Las algas son una excelente fuente de
vitaminas ya que presentan toda la gama de las que son necesarias para nosotros
y en una gran cantidad. Además estas
plantas tienen una alta disponibilidad, son fácilmente cultivables y su
procesamiento es barato sobre todo para producir un excelente forraje y
fertilizante de tierra.
Existen sustancias como el agar, el cual es
una goma derivada de algas marinas rojas y se utiliza actualmente en muchísimos
productos, como espesante de leche con sabor, en golosinas como en confituras
rellenas de jalea, pudines, postres, salsas, cremas y hasta en medios de
cultivo utilizados en microbiología.
Comer algas: Una costumbre oriental
Los orientales han incluido a las algas
marinas en su dieta habitual desde épocas remotas, ya que estas son fáciles de
adquirir, baratas, y nutritivas. Son bajas en grasa y poseen cualidades
aglutinantes, es decir, dan una consistencia espesa a los platillos,
haciéndolos más atractivos en aspecto y sabor. Por ejemplo, el sushi, una
comida japonesa milenaria, emplea ciertas algas rojas para su preparación.
Después de la cosecha se prensan y se secan hasta que toman el aspecto de hojas
de papel seco de color negro verdoso. Estas algas dependen de un aroma y sabor
que las hace muy apreciadas para su uso. Este platillo también contiene arroz
al vapor, mariscos y salsa de soja. Todos sus ingredientes lo hacen ser un
platillo bajo en grasas, rico en vitaminas y minerales y por supuesto alto en
carbohidratos y proteínas, se digiere fácil y rápidamente y es una excelente
opción para mantener la línea.
Por otra parte, algunos países del norte de Europa como Francia han
empezado a incluir algas en su dieta. Con base en el alto contenido de fibra y
en el nivel calórico, prácticamente nulo de las algas, los franceses las están
introduciendo en el mercado como una “comida saludable y dietética”, para lo
que han creado diversas recetas culinarias que las incluyen, y adaptan los
sabores fuertes del mar a los paladares occidentales. Sin embargo, el consumo
de algas como alimento humano directo sobrepasa en los países orientales el 98%
del consumo mundial, lo que hace suponer que el comer algas en otros países
occidentales es un hecho anecdótico y aislado.
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