No
obstante, se puede registrar una sensación y no saber qué hacer con ella. Una
persona que, después de un intenso y duro trabajo consigo misma, consigue
ponerse en contacto con sus sensaciones (por ejemplo en relación con la
sexualidad), puede no tener recursos para canalizarla adecuadamente. En este
sentido, es notable comprobar lo poco que habitualmente las personas se tocan a
sí mismas y examinan su propio cuerpo, y el poco estímulo que reciben respecto
a su sensibilidad corporal. Sin este ejercicio es poco probable manejar la
conducta corporal, y aunque cueste crear un clima sensible con un ritmo de vida
agitado, no significa que sea imposible conseguirlo. El registro de la
sensación producirá una huella a la que será posible volver. El cerebro aprende
y memoriza los estados corporales “saludables”, y por instinto de conservación siempre intentará
regresar a ellos.
Sentir para vivir en plenitud
El
registro de una sensación modifica provoca una modificación en todos los
niveles: el energético, el psicológico y el campo social; un hecho que puede
permitir la toma de conciencia de los recursos. Viejos y nuevos recursos para
la consecución de una conducta instrumental para el cambio, que revertirían la
sensación de no saber qué hacer con la sensación. Por otro lado El incremento
de la sensibilidad, la apertura hacia el universo de la sensación, es muchas
veces el contacto con el dolor y el sufrimiento. El darse cuenta, el estar
sensibles, son procesos para el registro de distinto tipo de sensaciones,
placenteras o dolorosas.
Los
dolores de algunas tensiones pueden no sentirse, no registrarse. Muchas veces
registramos un dolor o, mejor dicho, una tensión se hace conciente en nuestro
cuerpo a través del dolor, y creemos que allí está el conflicto. Pero un hecho
circunstancial nos hace descubrir que algo más está aconteciendo en el cuerpo.
Este es
el tema más general de los fenómenos manifiestos y latentes que están presentes
en el conflicto. La conducta que se expresa en el cuerpo tiene un aspecto
observable y otro no observable pero que puede llegar a hacerse observable, o
sea perceptible, sensible. Sólo se necesita aprender a interpretar lo que esta
conducta nos intenta transmitir más allá del hecho concreto.
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